Un estudiante de la UNLPam que fue secuestrado, torturado y sometido a un simulacro de fusilamiento por la Subzona 14, Carlos Enrique Ghezzi, relató en la audiencia del juicio "el calvario" que atravesó y cómo se identificaron los represores.
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EL DIARIO digital
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"Se sentían orgullosos de ser buenos torturadores", dijo este miércoles Carlos Ghezzi, un estudiante de la UNLPam que permaneció más de tres años detenido ilegalmente durante la dictadura, fue torturado con golpes, picana, y simulacro de fusilamiento. Es uno de los pocos casos en los que los represores se identificaron durante la sesión con nombre y apellido.
En la jornada de este miércoles en el tercer juicio de la Subzona 14, en primer lugar amplió su indagatoria el represor Carlos Reinhart, que pidió que le permitan hablar para defenderse de la acusación directa de abuso sexual, que se desprende de la investigación y del testimonio que brindó ayer la víctima Antonio Ponce.
Luego de la palabra de Reinhart -que se limitó al hecho puntual-, declararon dos estudiantes de la UNLPam que fueron detenidos ilegalmente y torturados por la patota de la Subzona 14, Carlos Enrique Ghezzi, y Miguel José Capella. Luego lo hará el escritor Hugo Chumbita (dirigía un Instituto de Estudios Regionales en la UNLPam) y el docente Dardo Horacio Hernández, quienes también padecieron secuestros y tormentos.
Estos testigos ya declararon en juicios anteriores, pero en este debate se ventila la responsabilidad de otros imputados y también de otras víctimas. El militar Jorge de Bártolo -era uno de los jefes del Regimiento de Toay- está sentado por primera vez en el banquillo. Los otros acusados son el expolicía Carlos Reinhart, el exjefe de Policía de la dictadura, Luis Baraldini, y el represor Néstor Omar Greppi.
Baraldini no está presente en la audiencia de este miércoles, ya que tuvo una descompostura en la madrugada y llamaron a un médico para que lo revise, según informó su abogado defensor Pedro Mercado.
Un "calvario" de golpes y picana
El primer testigo de este miércoles fue Carlos Enrique Ghezzi. Era estudiante universitario, militaba en una agrupación de izquierda y trabajaba en el Banco Nación, de donde lo echaron "por razones de seguridad" luego del golpe militar.
Este miércoles relató que tras un intento fallido de captura se presentó espontáneamente en la Primera de Santa Rosa el 4 de febrero de 1.977, donde quedó detenido. "A partir de allí empezó un calvario, una situación horrible", confió. A las horas lo llevaron a la planta alta de ese lugar y lo sometieron a una sesión de interrogatorio con golpes y picana eléctrica. Al rato se repitió la sesión. Y al día siguiente se repitieron los hechos y lo sometieron a un simulacro de fusilamiento.
El testigo reconoció a Baraldini en una de las tres sesiones de tortura, y dijo que los otros se identificaron, Roberto Fiorucci, Reinhart manejando la picana y Néstor Cenizo tomando nota. "Ante mí los torturadores se identificaron", contó. "Me preguntaban por mi actividad en el centro de estudiantes, donde nos manifestábamos contra la violencia y el golpe de estado. No me preguntaban por nada ilegal, de ninguna otra cosa que pudiera justificar semejante disparate que estaban haciendo, a pesar de que eso era injustificable", recordó.
Luego de diez o doce días fue trasladado a la Unidad 4 del S.P.F., en ese transcurso fue llevado de nuevo a la Seccional para ser interrogado y torturado. El 19 de abril fue trasladado a la Unidad 9 de La Plata. Allí lo visitaron los represores pampeanos: "Se sentían orgullosos de ser buenos torturadores", recordó, ya que lo amenazaron con mandarlo a "un chupadero" si no confesaba algo. Lo liberaron el 19 de julio de 1.980.
Detenido en Mendoza
El segundo testigo de la audiencia de este miércoles fue Miguel José Capella. Era estudiante. Su único pecado fue ser delegado del curso en el Centro de Estudiantes. Ni siquiera militaba en laguna agrupación. Fue privado de su libertad el 16 de noviembre de 1.977. Quedó detenido al recibir una citación y presentarse en el destacamento policial del distrito de Bowen, Mendoza, y quedó alojado en la Comisaría de General Alvear. Fue trasladado al día siguiente a la ciudad de Mendoza, donde se lo encerró en una dependencia gubernamental. Luego de una semana fue enviado detenido con escolta policial a la Seccional Primera de Santa Rosa.
En ese tránsito prestó declaración en el Juzgado Federal de Santa Rosa, del que fue puesto a disposición recién el día 20 de enero de 1.978. En la Primera permaneció aproximadamente quince a veinte días, luego de ello lo trasladaron a la Unidad 4 del S.P.F., durante dos a tres meses y finamente a la Unidad 9 de La Plata, donde quedó alojado hasta el 23 de octubre de 1.979 aunque había obtenido, según constancias judiciales, el sobreseimiento provisorio el día 10 de octubre de ese mismo año. Quedó sometido al régimen de libertad vigilada. Pudo recibirse de contador después de todo eso.
Docente perseguido
En último termino, declaró este miércoles Dardo Horacio Hernández, que se desempeñaba como docente universitario y había participado como estudiante de la nacionalización de la UNLPam. Fue detenido ilegalmente en febrero del ''''77 en Pico por un grupo de tareas de la Subzona 14 encabezado por el represor Reinhart, a quién llamaban "El Ruso" en el operativo.
Lo trasladaron en un Chevy color mostaza que manejaba Reinhart a Santa Rosa y por falta de lugar lo llevaron a la Brigada de Investigaciones donde estuvo 11 días incomunicado, esposado y vendado. Allí fue torturado con picana eléctrica y golpes. Le hicieron una causa por supuestas actividades subversivas de la que fue sobreseído. Lo trasladaron a la U9 de La Plata, donde recién lo liberaron en octubre del ''''79.
"No fui un terrorista ni un subversivo ni atenté contra la seguridad del estado. Mi gran pecado fue ser un estudiante que se comprometió en tener una universidad digna, en la gesta de la nacionalización de la universidad, como también participé activamente en la lucha contra el golpe de estado que se avecinaba. Todo mi accionar fue pacífico. Ese fue mi gran pecado", señaló en su testimonio.
Reinhart dice que no estaba
En primer término, este miércoles por la mañana el expolicía Carlos Reinhart (70) declaró en indagatoria para intentar desligarse de la acusación que surge del testimonio de Ponce. No aceptó responder preguntas de las partes. Con su característico tono de voz, aflautado, dijo que la Brigada de Investigaciones detuvo a Ponce por una causa de hurto y que lo alojaron en la Primera porque no había lugar en otra dependencia. Aseguró que en abril del ''''76 él no trabajaba en la Primera, ya no estaba en el edificio. "No hay evidencia de que estuviera a disposición de la Subzona 14", alegó.
También el expolicía dijo que Ponce declaró el día anterior que "no fue violado" y aseguró que él no tuvo participación "ni en el interrogatorio ni en el delito de que supuestamente fue picaneado".
"Fue una elucubración que hizo, Ponce no es un pochoclero humilde que se gana la vida, es un estafador, un delincuente avezado", atacó a la víctima.
La fiscala Iara Silvestre se opuso en ese momento a la descalificación de la víctima. "Acá no investigamos a la víctima ni su prontuario", cruzó al imputado. El presidente del Tribunal Oral Federal, Pablo Díaz Lacava, lo reprendió para que se defienda sin descalificar a la persona.