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Estrés: cuándo es motor y cuándo se convierte en una amenaza

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En dosis pequeñas puede motivar y concentrar, pero sostenido en el tiempo daña el cerebro, debilita el sistema inmune y multiplica el riesgo de enfermedades físicas y mentales.

El estrés no siempre es el enemigo. En pequeñas dosis puede ser un motor que activa la creatividad, la motivación y la concentración. El problema comienza cuando esa tensión deja de ser pasajera y se prolonga en el tiempo: ahí aparece el estrés crónico, un riesgo silencioso que impacta en la salud física y mental.

Según la American Psychological Association, los altos niveles de cortisol —la hormona del estrés— afectan la memoria, la regulación emocional y la salud cardiovascular. La Organización Mundial de la Salud lo reconoce como uno de los principales problemas de salud pública por su estrecha relación con depresión y enfermedades cardíacas.

Los síntomas más comunes incluyen insomnio, dolores de cabeza, contracturas musculares, irritabilidad, problemas digestivos y aumento de la presión arterial. Estudios publicados en The Lancet Psychiatry y Harvard subrayan que el estrés sostenido acelera procesos inflamatorios, lo que incrementa el riesgo de infartos y diabetes tipo 2.

La clave está en identificar señales tempranas: fatiga constante, olvidos frecuentes, irritabilidad o la sensación de "no poder con todo". Detectarlas no es un signo de debilidad, sino la oportunidad de intervenir antes de que aparezcan secuelas graves.

La buena noticia es que se puede prevenir. Entre las estrategias más efectivas destacan la actividad física regular, el descanso adecuado, la reducción de cafeína y alcohol, técnicas de relajación como meditación o yoga y el fortalecimiento de vínculos sociales. La Mayo Clinic destaca que dedicar tiempo a hobbies o caminar al aire libre también ayuda a reducir el estrés percibido.

Aprender a reconocerlo y manejarlo es tan importante como controlar otros factores de riesgo, como la hipertensión u obesidad. El estrés puede ser un aliado puntual, pero ignorado y sostenido en el tiempo se transforma en un enemigo silencioso.

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