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EL DIARIO digital
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Dormir bien no es igual a los 20 que a los 70. La ciencia explica por qué cambian los ritmos del sueño con los años y qué hábitos ayudan a lograr un descanso reparador.
El sueño funciona como un taller de reparación diaria del organismo, pero sus características varían según la edad. Conocer esas diferencias es clave para mantener una buena higiene de sueño y evitar errores comunes en cada etapa de la vida.
Recién nacidos y niños pequeños
Los bebés son quienes más duermen: entre 16 y 17 horas diarias. Su sistema nervioso central aún está en desarrollo, por lo que el sueño REM ocupa un papel predominante. A esto se suma que el cerebro órgano que más energía consume requiere largos períodos de descanso.
Adultos jóvenes y de mediana edad
En la adultez, las necesidades de sueño suelen rondar entre 7 y 9 horas diarias, aunque muchas personas presentan dificultades para conciliar o mantener el sueño. Estrés, hábitos irregulares o exceso de pantallas suelen ser los principales responsables.
Tercera edad: el desafío del descanso fragmentado
En la vejez, dormir bien se convierte en un reto. Según especialistas, existe una marcada dificultad para sostener un sueño continuado. Factores como la disminución de la melatonina, el adelanto del reloj biológico y las siestas frecuentes generan un círculo vicioso: el sueño nocturno se fragmenta y la somnolencia diurna se intensifica.
"En las personas mayores se observa una mayor tendencia a dormir de día, lo que a su vez favorece el fraccionamiento del descanso nocturno", explica Beatriz Rodríguez Morilla, de la Sociedad Española del Sueño.
- Consejos de higiene del sueño según la edad
- Mantener horarios regulares para acostarse y levantarse.
- Incluir rutinas relajantes antes de dormir.
- Exponerse a luz natural durante el día.
- Promover un estilo de vida activo, dentro de las posibilidades físicas.
- En mayores, pautar las siestas cortas y no demasiado tarde.
Con pequeñas adaptaciones y hábitos consistentes, es posible mejorar la calidad del sueño en cada etapa de la vida y mantener un descanso reparador a lo largo del tiempo.