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EL DIARIO digital
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Diez días sin redes sociales pueden mejorar el descanso, reducir la ansiedad y recuperar la concentración.
Un reto digital propone un ejercicio simple pero desafiante: pasar diez días sin redes sociales para repensar la relación con la tecnología y dar espacio al bienestar emocional. La iniciativa, que invita a soltar el celular y mirar hacia adentro, aparece en un momento en que numerosos estudios alertan sobre los efectos nocivos del uso excesivo de estas plataformas en la salud mental.
La propuesta combina la pausa total en redes con actividades de introspección, ejercicios prácticos para establecer límites digitales y hábitos alternativos que favorecen una conexión más equilibrada con la tecnología. Durante el proceso, se ofrecen diarios de reflexión, consejos para modificar rutinas y actividades grupales.
Los datos respaldan la necesidad de este tipo de pausas. Una encuesta de Healthline reveló que uno de cada cuatro usuarios considera que las redes impactan negativamente en su salud mental, mientras que más de la mitad cree que reducir su uso sería beneficioso. Entre quienes ya enfrentan problemas emocionales, la cifra trepa al 66%.
El efecto negativo es más marcado en los jóvenes: el 46% de los encuestados de entre 15 y 24 años aseguró necesitar varios días de descanso digital para notar cambios positivos. Investigaciones previas en Reino Unido y Estados Unidos también demostraron que limitar el tiempo en redes disminuye síntomas de depresión, soledad y ansiedad.
Frente a este escenario, especialistas recomiendan reemplazar el tiempo en pantalla por experiencias fuera del entorno digital: caminar, leer, escuchar música, practicar yoga, cocinar, hacer deportes o compartir juegos con amigos y familiares.
La desconexión total no siempre es posible, pero los expertos subrayan que un uso más consciente también genera resultados: dejar de seguir cuentas que afectan el ánimo, eliminar publicaciones que promueven la autocrítica o limitar mensajes ofensivos contribuye a un entorno más saludable.
El mensaje central es claro: priorizar la salud mental por encima de la presión de la presencia digital. Encontrar un equilibrio entre el mundo online y las experiencias de la vida real permite que las redes sociales sean una herramienta de conexión y expresión, siempre que se usen con moderación.