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Barrientos, el de los festejos sentidos

Julián ganó la sexta y última fecha del campeonato y se coronó como el mejor de la provincia en la categoría elite. Entre las damas el título quedó para Jaquelina Pansa.

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EL DIARIO digital

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"Ganar carreras, es relindo. Ganar en casa, más". Julián Barrientos está sentado, su bici está a su lado, en el podio, y el chico de treinta tiene sensaciones que van por el interior. "A veces hay que entender que los ciclistas no tenemos buenos días. Puede pasar" explica y mira para atrás, porque a mitad de semana él, que también es un trabajador de esto, termina lejos de la meta.

Ayer Julián Barrientos coronó, a pesar de ese miércoles, una semana increíble. Con ese mano a mano a la milésima en el Pinto con Catriel Soto que es y no es, que para un lado y otro, y que como en el boxeo termina casi siendo una definición de apreciación. Como sea, su grandiosa actuación en el Río Pinto no empaña ser clasificado detrás del entrerriano, uno de los mejores mountainbikers argentinos de los últimos años.

El sábado Julián se viste de rosa, como su bici, OK Evkin, y gana en Bahía Blanca una carrera homenaje al Giro de Italia, la primera grande que se corre en la actualidad y que en Argentina se recuerda por una carrera hermosa.

Las piernas

En el Autódromo Provincia de La Pampa, escenario de la sexta y última fecha del campeonato impulsado por el gobierno con la organización de las afiliadas de la Asociación Ciclista Pampeana (Sol Futuro, Ruta 14 y Barrio Fitte), Julián gana porque quiere escribir su nombre como el primer campeón pampeano después de más de una década, en un inédito torneo de seis fechas.

Es especial, el sabor es distinto porque siente que es una rara avis para el resto, para los que quieren verlo bien y ganar, como dice, y para los otros (como también confiesa).

El viento pega, cruzado, de frente y daña. Y ahí los más fuertes son los que duran. Los titanes son los que aguantan. Aunque no sea desierto. El grupo, con tres hombres en la lucha por el título (además de Barrientos, González y Roumec), se rompe, se daña, como una tela vieja, la parte buena queda arriba y la otra desmembrada.

Se arma, entonces, un cuarteto con Barrientos, un enorme Elías Spon, Jorge González y Marcos Lobosco, tan activo como siempre en el campeonato.

Ese grupo elimina a Roumec de la lucha eventual por el campeonato, y se va y se va del pelotón. Suman segundos, se ponen de acuerdo, aprietan cuando hay que apretar, y todo se termina. El pulso de la carrera y el tempo, lo maneja este cuarteto, como en un concierto acústico, donde un golpe de batería errado o una pifiada en un solo de guitarra es capaz de condenar. Acá nada de eso ocurrió. Cuando la voz de mando de Barrientos dice que hay que apretar para hacer grande el hueco, todo se termina.

Barrientos se muestra fuerte, con piernas para ganar, y por eso arrasa en las metas. Una, dos, tres… 

Atrás, en ese grupo que intenta mantenerse en pista, Damián Martín se pega a Paly Ullúa. Ellos, también, quieren el campeonato de la Máster B. Como en un juego de ajedrez, se estudian, se atacan, se miran… y será Martín, el sureño, el que ganará el duelo ante el santarroseño y llevará el postre más caro de la carta. La categoría, eso sí, la muestra Sebastián Lastiri y gana para coronar otra gran experiencia en casa.

Todo se termina en medio del otoño pampeano, cuando en Europa los ciclistas empiezan a ir para arriba, en colosos nevados y en carreteras desbordadas de espectadores. Porque siempre se mira a Europa, además de casa. Porque siempre se sueña, porque siempre el que monta una bici le pega un golpe al centro a su propio ego y se cree capaz de cualquier cosa.

Como ayer Barrientos. En su casa y con toda la historia personal a cuestas de ciclista. El chico de treinta gana, repasa su historia en segundos, y lo grita. González es segundo, Lobosco tercero y Spon cuarto. Paquete completo y fin de una historia que empezó bien y terminó mejor. 

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