Ambiental

Por más igualdad de género en las ciencias y el ambiente

El día 11 de febrero fue el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. En la columna ambiental de hoy vemos el rol fundamental de las mujeres en la ciencia y antecedentes de precursoras en materia ambiental.Por Florencia Srur (*)

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EL DIARIO digital

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El día 11 de febrero fue el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, establecido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el año 2015 y vamos a hacer un reconto de algunos aportes científico significantes para la historia de mujeres en materia de las ciencias ambientales. 

Se puede afirmar que la divulgación científica relacionada al impacto ambiental causado por ciertas formas productivas empieza en el año 1962 gracias a la Bióloga Marina y Conservacionista estadounidense Rachel Carson (1907-1964) con su libro titulado "Primavera Silenciosa". En esta ella expone los peligros que involucra al mal uso de agroquímicos, como pesticidas y fertilizantes y su impacto al medio ambiente, con foco principal en poblaciones de aves. Lamentablemente, al momento de publicarlo ella fue tildada de "fantasiosa" por parte de un grupo de la comunidad científica. Hoy a más de 60 años de la publicación de la obra de Rachel, se acepta en la comunidad científica que el uso de agroquímicos es altamente perjudicial para la salud y el medio ambiente, sin embargo, seguimos inmersos en una primavera silenciosa.

En la misma época, nos encontramos con la Farmacéutica, Magíster en Ecología de Agua Dulce y Doctora en Zoología, Theo Colborn (1927-2014) quien en sus tesis evalúa insectos acuáticos como indicadores de salud ambiental de ríos por su capacidad de acumular cadmio y molibdeno. Luego, en 1988, a sus 61 años, tras haber trabajado para el gobierno de Estados Unidos empieza a trabajar para la ONG World Wildlife Fund (WWF) donde investiga la causa por la cual algunas especies de peces tienen problemas reproductivos en varias cuencas de su país, sobre todo en los Grandes Lagos. Tras evaluar sus hipótesis con otros y otras expertos/as en el tema, concluyen que las modificaciones al ambiente y la contaminación afectan al sistema endocrino de los seres vivos afectando su reproducción. En 1991 cataloga 500 compuestos con capacidad de afectar el sistema endocrino de los seres vivos. A partir de 2009 empieza a difundir, además, los riesgos químicos del fracking o fracturación hidráulica por medio de su fundación The Endocrine Disruption Exchange (TEDX).

Por supuesto que en Latinoamérica tenemos una basta cantidad de científicas mujeres en pos de la lucha ambiental y su estudio. Como son Idelisa Bonelly (1931-2022), Bióloga marina dominicana creadora de la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (FunDEMar), quien hasta sus últimos días ha sido considerada la precursora de la conservación marina en el Caribe. Kathrin Barboza (1983-), Bióloga boliviana quien redescubrió en Bolivia el murciélago Nariz de Espada que se creía extinto desde hacía 72 años. Por último, mencionar a Alicia Fernández Cirelli, Doctora en Química Ambiental argentina e investigadora de CONICET quien aporta conocimiento en el comportamiento ambiental de microcontaminantes, riesgos potenciales y tecnologías de remediación en la industria agrícolaganadera. 

La lista es extensa y cada vez más amplia, pero aún falta para poder llegar a una igualdad de género en el ámbito científico. A nivel mundial existen varios programas de instituciones gubernamentales y no gubernamentales para fomentar la igualdad de posibilidades en las mujeres en la ciencia. En el mundo, solo el 35% del claustro estudiantil universitario es representado por mujeres. En Latinoamérica, junto con Asia Central, contamos con números más favorables, teniendo un 45% de proporción de investigadoras, aunque en Argentina, según datos oficiales, las investigadoras mujeres llegan a un 40% con solo 27% de representación en cargos jerárquicos relacionados a ciencia y tecnología.

Personalmente, como mujer que pudo estudiar en una universidad pública, laica, gratuita y de calidad, siento que es necesaria más participación y visibilidad de las mujeres en la ciencia. Por eso, concluyo esta columna deseando un futuro donde más niñas y mujeres puedan ser reconocidas y vistas en la ciencia y la lucha justa por un ambiente sano.

(*) Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPNº 365. Email: [email protected]

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