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Adaptarse en plena pandemia

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Federico Hussein habló de cómo es entrenar karate en pleno confinamiento.

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EL DIARIO digital

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Federico Hussein se transformó, con el tiempo, en uno de los mejores exponentes que dio el karate en esta tierra. Y, por qué no, en él mejor y más importante nacido en esta tierra habitada, construía y labrada por personas de otros mundos.

Con esa impronta que siempre lo llevó a ser diferente, Federico llegó a ser el mejor deportista de La Pampa, interpretó canciones de amor y mostró su costado romántico y donde puso el ojo depositó la bala. Es que, además de ser 4 dan y uno de los karatecas argentinos más importantes de la última década, Fede practica el tiro deportivo. En la actualidad está muy cerca de ser el primer campeón argentino de rifle aire comprimido en época de Coronavirus.

En esa vida distinta, ya agotada la definición de “nueva normalidad”, el santarroseño se amoldó apenas se decretó el confinamiento. Entrenó desde su casa, esperanzado, hasta que recibió la segunda bomba deportiva: el mundial de Tokio, en el cual depositaba todas sus energías, se canceló. “Fue, anímicamente, un golpe muy duro” le cuenta a El Diario el campeón Panamericano 2019. “No tuve vacaciones, había ganado todo el año pasado, logré la clasificación. Fue un golpe anímico muy grande, pero encontré en la guitarra una salida, siempre está… Los primeros días fueron muy duros”.

Pero sus brazos no se cruzaron ni esperó a que los astros abrieran las puertas del regreso. Lo sobrenatural parece no tener lugar en esta existencia deportiva para el joven Sensei. La semana pasada dio una clase nacional por zoom después de que fuera propuesto para hacerlo por grandes maestros e instructores del país. “Que me eligieran para dar la clase fue un honor. La idea era estar todos juntos, atravesando este mal momento”.

- ¿Cómo fue la experiencia?

- Fue muy buena. Profesores de país, de Santa Fe, Santa Cruz y Entre Ríos, me propusieron para dar una clase en donde fuera posible agrupar a los maestros del país para sentirse más cerca y para que estemos más apoyados en esta pandemia ya que muchos están encerrados. Tuvieron la iniciativa y así pasó. Papá lo dio dos semanas atrás, y ahora propusieron a maestros nuevos para dar clases. Imaginate que me tocó a mí darles clase a profesores mayores… La clase fue práctica, desde el dojo y vía zoom. Siempre se aprende algo y la idea fue sentirnos más cerca.

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- ¿Qué sensaciones te generó haber sido elegido por ellos?

- Un gran honor. Fueron maestros de mucha trayectoria los que me propusieron para la clase. Que tengan la humildad de pedirme que diera la clase, estuvo buenísimo. Hubo unas setenta personas participando, entre instructores, jefe de provincias, alumnos avanzados y compañeros. Fue desde la base (kihon), con desplazamientos. Hubo una base de kumite y katá, que es en lo que compito. Hubo diferencia con las clases que doy acá, donde puedo corregir movimientos.

- Ustedes como instructores o como representantes de selección nacional, ¿cómo se mantienen activos?

- Estamos teniendo, cada dos sábados, una clase con el maestro Sensei Inoue. Es obligatorio para todos a nivel nacional. Se incluyen además instructores jefe de las provincias.

La vuelta

En Itaya Dojo las paredes volvieron a respirar. El oss se repitió y resonó como un eco eterno, casi como si fuera antes. Pero no es antes, es ahora. Y los Hussein (Isabel, Rolando y Federico) tuvieron que amoldar el escenario a las nuevas exigencias sanitarias en medio del Coronavirus.

“Estamos a full” cuenta Fede. “Tenemos muchísimos horarios y más horas de trabajo porque el número de alumnos es reducido”.

- ¿Cómo se acomodaron?

- Tenemos seis alumnos por turno, el protocolo hay que respetarlo al pie de la letra. Arrancamos a las 8:30 hasta las 20 horas. Tenemos todos los turnos ocupados. Ha quedado gente afuera. Algunos han querido arrancar y no los pudimos tomar para no violar el protocolo. Entre clase y clase y hay espacios para desinfección, limpieza de pisos y elementos. Los alumnos entran y salen con barbijos y los profesores siempre estamos con barbijos.

- ¿Qué dicen colegas de otros lados de cómo está trabajando La Pampa?

- Muchos están contentos porque podemos seguir con la actividad, nos tienen una sana envidia. Hay que tener en cuenta que algunas partes tuvieron que volver a Fase 1 y están complicados en algunas provincias. Para eso también era la clase, para darnos fuerza entre todos. Muchos están encerrados, no pueden hacer nada y nosotros estamos mejor y con muchas horas. Nosotros estamos agradecidos por la habilitación que recibimos para trabajar.

- A nivel competitivo el 2019 había sido un gran año para vos y la meta estaba en el Mundial de Japón. ¿Cómo te afectó la suspensión?

- Impactó en lo anímico. Hace varios meses está todo suspendido, incluso a nivel nacional. Yo estaba clasificado al Mundial de Japón que iba a ser este año y ahora lo pasaron a octubre del año que viene, dependiendo de todo lo que pase. El Mundial era la principal meta, no tuve vacaciones y fue un golpe anímico muy grande. En el selectivo de febrero había quedado primero y tenía todas las esperanzas en el Mundial. De un día para el otro, a encerrarse, fue duro. En la cuarentena entrené mucho para mantener el cuerpo activo, pero siempre con las limitaciones que da entrenar en tu casa. Tuve la guitarra y el tiro como pasatiempo.

- Siempre has sido muy respetado en el ambiente deportivo pero también como profesional. ¿Qué respuestas has tenido del ambiente ante este parate?

- Muchísimas. Por eso soy un agradecido a todos los que siempre estuvieron, los que se mantuvieron en contacto por zoom, las familias de ellos por haber estado presente. Todos estuvieron al pie. Muchos de los chicos y chicas tenían sus karateguis y yo los veía en una pantalla… era algo que me llenaba de felicidad. No fue lo mismo, pero estuvimos conectados. Y eso es algo que sirvió para que esto pasara más rápido de lo pensado.

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