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EL DIARIO digital
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Una de cal
El sombrío y apocalíptico escenario repetido por el presidente Javier Milei para justificar un feroz ajuste sobre las clases trabajadoras y populares, afortunadamente está desconectado de la realidad pampeana y marca un fuerte contraste.
Tal como se describió en un artículo publicado por este diario en la semana, las cifras y las estadísticas oficiales muestran que nuestra provincia no carga con ninguna deuda -a diferencia de Nación- y todavía luce su histórica solidez fiscal que le ha proporcionado hasta ahora una autonomía sin condicionamientos externos para gestionar recursos y políticas públicas.
Las recurrentes afirmaciones de los libertarios y del macrismo sobre la caída del PBI per cápita en los últimos 12 años chocan de frente con el crecimiento del 9,1% certificado por la CEPAL en 2022 para la economía pampeana.
Y si de discutir generación de empleo se trata, mientras que a nivel nacional se mantiene estancado, la provincia creó más de 6 mil puestos de trabajo privados registrados en diversos sectores de la economía desde 2019 hasta la fecha, con una significativa reducción del índice de desocupación.
En cuanto a la Salud, el panorama es indiscutible: a los centros de salud colapsados, con infraestructura deplorable y médicos mal remunerados en distintos puntos del país, se lo opone un hospital de alta complejidad ejemplar y una red pública distribuida en todo el territorio pampeano con estándares más que saludables.
En términos de seguridad y educación, las diferencias también son abismales. Sin embargo, a esas garantías de preservar todos estos aspectos surgen ahora una serie de limitaciones presupuestarias derivadas de los prometidos recortes por parte de Nación que podrían afectar la eficiencia de esos servicios básicos.
Frente a este desafío, surgió como una buena iniciativa la decisión del gobernador Sergio Ziliotto de convocar a todas las fuerzas políticas de la provincia. El objetivo fue establecer un puntapié inicial para generar un ámbito de "diálogo y respeto" más allá de "los disensos acerca de las cuestiones de fondo".
Pero el mensaje de la reunión fue más que claro: la custodia del Congreso Nacional, como órgano clave de la división de poderes y del sostenimiento del sistema democrático, y el compromiso asumido de todos los participantes de llevar adelante una "defensa irrestricta de La Pampa". En el cortísimo plazo se verá si cada una de las partes cumple con la promesa asumida.
y una de arena
La variada y numerosa cantidad de reformas que contiene el DNU y la Ley Ómnibus de Javier Milei, casi pasando por encima todas las instituciones democráticas, amenazan con poner en jaque varios aspectos cotidianos de la vida de los argentinos.
El sacudón, el cambio de paradigma que propone el libertario, con recetas repetidas no solo en el país, sino en otras frustradas experiencias latinoamericanas, siempre tienen un hijo de la pavota: las clases trabajadoras y las clases populares, mientras los beneficios son acumulados por la "casta" y por las grandes corporaciones.
Pasó nada más que poco menos de un mes y el presidente ya mostró cuáles son sus cartas de cara a su gestión al frente del Poder Ejecutivo Nacional. No hay ningún juzgamiento apresurado.
Por ahora, la pelea se estaba dando en la calle con las primeras manifestaciones y en solo una porción del Congreso. Pero en la semana que terminó, el Gobierno sufrió un fuerte revés judicial que invalida el capítulo en materia laboral del Decreto de Necesidad y Urgencia.
La decisión, tomada por la Cámara de Apelaciones del Trabajo, respondió a un recurso de amparo presentado por la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina ante la reducción de derechos, en especial, el de huelga y la duración de las licencias por maternidad.
Esa fue la tercera cautelar luego de que ese mismo organismo judicial fallara a favor de otro amparo presentado por la CGT y de la CTA por el otro.
Fiel a su estilo, Milei salió a restarle importancia a los "obstáculos" judiciales y políticos a sus reformas y se mostró envalentonado con el decreto que fomenta la desregulación económica.
Encima, con las mismas metáforas futboleras de Mauricio Macri "los partidos tienen 90 minutos, no terminan hasta el pitazo final"- hasta llegó a admitir que "las mejoras" de su gobierno recién se podrán ver "en 15 años".
Frente a ese escenario de incertidumbre, y de larguísimo plazo, hay dos sectores que se sienten bajo una seria emergencia. Por un lado, los proveedores y distribuidores de energía -como las cooperativas- y por el otro lado, las empresas de transporte, sus trabajadores y hasta los representantes gremiales del sector.
Con respecto al primer caso, si bien la Cooperativa Popular de Electricidad salió a prometer "mecanismos que morigeren el impacto de la crisis", durante la semana sus autoridades recibieron al secretario de Energía de la provincia, Matías Toso, de cara a los aumentos que se vienen en los costos de generación y transporte de energía. La complejidad de la situación ni si siquiera todavía es palpable, dado que Nación aún no estableció de cuánto serán esos incrementos.
En cuanto al segundo caso, los empresarios saben que el aumento de las tarifas y de los combustibles son un combo casi perfecto para un enfriamiento de la actividad y una notable reducción en la cantidad de servicios. La posibilidad de despidos y el quiebre de empresas parece un camino inevitable, que en el caso de algunas provincias que eligen una fuerte intervención estatal -como en el caso de La Pampa- será un verdadero dolor de cabeza.