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Tanto los primeros denunciantes -los hermanos Gómez, como el testimonio de Carla- revelan que los beneficiarios del plan "Potenciar Trabajo" eran obligados a la compra de productos panificados, cuya recaudación no tenía un fin transparente. También, siempre a esta versión, fue un elemento de presión para los beneficiarios, que terminaban agobiados por deudas.
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EL DIARIO digital
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“Yo tenía que comprar obligatoriamente los productos. Te los daban para vender, pero en el barrio es difícil y tenías que pagar de tu propio bolsillo”, dijo Carla en la entrevista con El Diario.
“Nos mandaban mensajes y nos decían: ‘compañeros, no se olviden de la cuota’. Y organizaban reuniones informativas en la CGT para asegurarse que lo iban a cobrar”, afirmó.
Otro testimonio de una mujer que llegó a este diario luego de la trascendencia del caso del Movimiento Evita, explicó que algunas beneficiarias del "Potenciar Trabajo" ponían plata de su bolsillo para "mantener la rueda y no perder ese ingreso".
“Te obligaban a comprar seis panificados por semana. Y eran 6000 pesos. Al mes, unos 30 mil pesos. Supuestamente, si los vendías, tenías la plata. Pero yo, como tenía otro trabajo, sacaba plata de ahí para pagarles a ellos. Un robo”, contó esa misma persona que también pidió reserva de su nombre.
Sorteo
Otra forma de "recaudación" de los Tomaso eran -supuestamente- las rifas. “Te daban un talonario. Y lo tenés que vender. Si nos los vendías, tenías que poner la plata. Como no se las llevaba, esos números no entraban en el sorteo”, señaló Carla.
Pero lo más escandaloso llegó cuando informaron los ganadores: “hicieron el sorteo en vivo, por Facebook. Y dijeron que los ganadores eran Mario Tomaso y la mujer”.
El primer premio era una cena para 10 personas, y el segundo un váucher por 2.000 pesos de una casa de comidas.
