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Subzona 14: "No sabemos por qué mi padre se fumó tres años en la cárcel"

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Este martes declaran cuatro testigos en el tercer juicio de la Subzona 14. En primer lugar, Pablo, hijo de Raúl D''atri, evocó los padecimientos de la familia del periodista encarcelado y perseguido por los represores.

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EL DIARIO digital

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"Hasta el día de hoy no sabemos por qué mi viejo se tuvo que fumar tres años en la cárcel", dijo Pablo, el hijo del periodista Raúl D''''atri, durante su declaración en la audiencia de este martes del tercer juicio de la Subzona 14.

El testigo -también periodista- reivindicó la militancia política de su padre y puso el foco sobre los padecimientos de los hijos de las víctimas de la represión, la mayoría niños en esa época, y del resto de los familiares.

En forma presencial, también declararon este martes en el aula magna de la UNLPam tres testigos más. Mirta Cisneros (su padre fue el funcionario Avelino Cisneros), Jesús Rodríguez (empleado del Matadero secuestrado por un reclamo laboral) y Jorge Alberto Finiello, un empleado del ISS que también fue detenido por los represores.

En el juicio quedan cuatro acusados. El torturador Carlos Reinhart, el militar Jorge de Bártolo y los represores Luis Baraldini y Omar Greppi. Estos dos últimos fueron sometidos a estudios porque sus defensas pidieron que los aparten del juicio por razones de salud. Greppi es el único imputado que no se conecta virtualmente para seguir el debate, bajo internación domiciliaria. El TOF no ha resuelto la situación de ambos.

En el caso de Reinhart, la fiscalía reclamó que vuelva a prisión -está condenado en los dos juicios anteriores-, ya que permanece en domiliciaria desde que se declaró la pandemia de coronavirus y la justicia le permitió ese beneficio. Tampoco está definido por los jueces ese reclamo.

El tribunal de audiencia del tercer juicio de la Subzona 14 está integrado por los magistrados Pablo Díaz Lacava, Marcos Aguerrido y Jose Tripputi.

Hijos por padres

D''''atri era periodista de La Arena, militaba en Vanguardia Comunista y fue encarcelado. Permaneció detenido en Devoto, Chaco y en Rawson, el sur del país. En noviembre del ''''75 fue detenido y liberado en mayo del ''''78. Falleció hace una década.

Su hijo Pablo -también periodista- declaró este martes por segunda vez y repitió que toda la familia, su madre y sus hermanos, se convirtió en "víctima" a partir de la situación de su padre.

El testigo recordó que el represor Roberto Fiorucci participó en la detención de su padre. Eran vecinos y aún sigue viviendo en la cuadra de la casa de su madre, sin someterse a este tercer juicio porque lo impide su estado de salud, según lo determinado por los peritos. "Ese también es un tipo de violencia, la justicia es muy lenta. Me duele ver a un represor en el garage de la esquina de mi casa, charlando, vivito y coleando, mientras mi viejo está en el cementerio", advirtió frente al tribunal.

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"Hasta el día de hoy no sabemos por qué mi viejo se tuvo que fumar tres años en la cárcel", lamentó, además de valorar la conducta pacifista del periodista. Recordó especialmente la solidaridad familiar y de vecinos que los contuvieron durante los años de ausencia de su padre del hogar.

D''''atri mencionó que los familiares de los presos y perseguidos políticos padecieron una "situación de violencia simbólica" que les dejó una marca de por vida. Y que llega a la actualidad ante sectores políticos que aún reivindican la teoría de los dos demonios o discuten la cifra de los 30 mil desaparecidos. "Acá no hubo un enfrentamiento, fue una facción que aplicó violencia sobre otra por pensar distinto", cerró.

La hija de Cisneros

Este martes también declaró Mirta Cisneros, que era maestra rural de 25 años en Jagüel del Monte en la época del golpe. Una noche llegó el comisario de Telén y la llevaron detenida y esposada, mientras lloraba desconsoladamente, a la comisaría de esa localidad, desde dónde la trasladaron a la Primera de Santa Rosa. La interrogaron en la planta alta, encapuchada. "Me preguntaban algo insólito para mí. Por los campos y las vacas de Regazzoli. No tenía ni idea, me decían que tenía que hablar porque si no le iban a pasar cosas feas a mi papá y mi mamá", recordó.

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La docente dijo que la "maltrataron sicológicamente". En los pasillos observó pasar a su padre, detenido. "Estaba mal, no sé si lastimado, pero lo vi destrozado", contó. Ese día por la noche la dejaron ir.

Su padre -también fallecido- trabajaba como encargado de mantenimiento para el estado provincial y había sido detenido un par de días antes, el 8 de abril del ''''76 en su casa por policías de la Subzona 14 y trasladado a la Primera. Fue interrogado desnudo con torturas, golpizas y picana eléctrica. Dijo que intentó hablar con el obispo Arana para que intercediera, pero no fue recibida por el clérigo.

"Nunca pudo hablar de ese tema. Se llevó todo ((a la tumba)... fue un antes y un después para él, si antes era cerrado, después más, tuvo muchos problemas de salud porque lo torturaron en la boca, en los testículos, por todas partes", confió.

"Fue muy triste vivir aquella situación. A veces me pregunto qué hice yo. Mucha gente pasó situaciones muy difíciles sin haber hecho nada", completó.

Secuestrado por un reclamo laboral

Este martes también declaró Jesús Oscar Rodríguez, de 68 años. Contó que fue denunciado por el encargado del matadero municipal de gritar en medio de un conflicto laboral que "ni los milicos" lo iban a hacer trabajar, cuando reclamaban ropa y botas. Con anterioridad era vigilado porque se desempeñaba como nexo entre dirigentes sindicales y sus compañeros de trabajo.

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El encargado le había advertido que "era amigo de Baraldini" y que "llegar cinco minutos tarde era ser subversivo". Fue detenido a disposición de la Subzona 14 por personal armado, vestido de civil -aunque sus captores le informaron que estaba a disposición del PEN- el día 5 de julio de 1.976 y conducido a la Primera, donde lo recibieron soldados uniformados, que lo alojaron en un calabozo incomunicado.

Lo interrogaron al día siguiente acerca de sus actividades gremiales. Una noche fue trasladado a la Jefatura de Policía, donde nuevamente le repitieron que "reclamar condiciones laborales era un delito". "Vamos a educar al pueblo, para eso tenemos las armas", le dijo uno de los jefes mientras lo golpeaban.

Al séptimo día de su detención fue llevado a declarar al Juzgado Federal. Permaneció detenido hasta el 16 de julio del ''''76, fecha en la que declaró ante el secretario de un juez federal, quien desestimó la denuncia en su contra y fue puesto en libertad. Fraguaron una renuncia en el municipio y nunca recuperó el empleo. En ese momento tenía 23 años y dos hijas. Después se matriculó de gasista y así se ganó la vida.

Lamentó que todavía hoy le preguntan "qué hiciste para estar preso", como si reclamar condiciones laborales fuera "algo malo". "El ''''algo habrás hecho'''', lo viví en carne propia. Fue terrible tener que vivir escondido y con miedo", cerró.

Detenido por ser chofer de Covella

Finalmente, declaró Jorge Alberto Finiello, que con 21 años era chofer del entonces ministro Santiago Covella -otra víctima de la Subzona 14, ferozmente torturado-, y relató que fue detenido por personal de la Subzona 1.4, quedando alojado una semana en la Seccional Segunda y tres meses en la Primera, totalizando así, tres meses y una semana de detención.

Durante el tiempo que estuvo detenido en la Segunda fue interrogado con torturas por medio de golpizas. Una vez alojado en la Primera padeció sesiones de interrogatorio, encapuchado, con golpes y aplicación de picana eléctrica. "Querían saber por qué era chofer de Covella, dónde guardábamos las armas y dónde nos reuníamos. Decían que éramos peronistas y montoneros", contó. Sostuvo que durante esas sesiones le hicieron firmar papeles que más tarde lo incriminaron ante la justicia. Identificó entre sus torturadores a los represores Aguilera, Reinhart, Gatica, Fiorucci y Cenizo.

Lo dejaron "tirado" en los piletones de Obras Sanitarias, al norte de la ciudad, con cortes en las piernas, los brazos y la lengua. Dijo que una familia lo recogió y luego de tres días volvió a la casa de sus padres, donde finalmente pudo recuperarse después de varias semanas. Perdió su trabajo.

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