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EL DIARIO digital
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General Pico (Agencia) En la primera jornada de juicio contra el cura Padilla algunos episodios que rodearon el debate llamaron la atención, dos ausencias o desapariciones que modificaron el escenario previsto: el crucifijo y el café.
Como en todo caso resonante de abuso sexual, se esperaba que ayer un importante grupo de militantes feministas realizaran un escrache, en este caso, a un cura acusado de abusos eclesiásticos.
El debate estaba programado para las 8:30 horas y, minutos antes de las 8 de la mañana, llegaron hasta el edificio de calles 9 y 22 un nutrido grupo de Tamboras del Viento con una ruidosa protesta cuyas integrantes se encargaron de empapelar el frente de Tribunales. "Juicio y cárcel", "Condena justa", "Basta de curas abusadores", "La Iglesia es cómplice", fueron algunas de las consignas de los carteles pegados.
Cuando el reloj ya daba las 8 horas, algunas feministas debieron abandonar el lugar para ir a sus respectivos trabajos, mientras que a otro grupo se las escuchó decir "vamos a tomar un café". Así fue que el lugar quedó desierto y apenas un par de minutos después apareció, junto a su abogado, el cura que sería objeto del escrache. Vestido con su ropa de franciscano, a paso firme y estoico ante el frío de la mañana con sus tradicionales sandalias, Padilla enfrentó mirando fijo a las cámaras de periodistas y de una joven alvearense, que conocía por haberla echado de la iglesia de Intendente Alvear, que desde lejos le gritó: "Te llegó tu hora Padilla, se terminó la impunidad".
La cruz
El otro dato que llamó la atención fue la sorpresiva desaparición de un símbolo que resistió por años cuestionamientos y embestidas en la sala principal de los Tribunales de Juicio: el crucifijo.
La cruz que siempre estuvo a espaldas del espacio donde se ubican los jueces, llamativamente en el debate de ayer no se la vio.
Ese crucifijo fue motivo de quejas y cuestionamientos de diversos sectores, que abogaron por la erradicación de todo tipo de símbolos en los edificios públicos. Esas embestidas tuvieron su punto culmine en el año 2014, luego de una movida iniciada en sede de la Universidad de Santa Rosa, que luego se trasladó a General Pico. En ese momento, hubo pedidos concretos para que las salas judiciales ya no exhibieran crucifijos, algunos de ellos impulsados desde sectores de la misma Justicia, pero los jueces a cargo hicieron caso omiso y, al menos la de esta ciudad, permaneció hasta a actualidad.
Según indicaron a El Diario, los días previos al debate el planteo de bajar o tapar el crucifijo volvió a formularse con más peso, esta vez supuestamente desde la misma Fiscalía, para que el símbolo religioso no fuera testigo justamente del enjuiciamiento de un cura acusado de abuso sexual. En las imágenes difundidas por la propia justicia piquense se pudo confirmar que la cruz ayer "desapareció".