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Dolores Fonzi protagoniza “Distancia de rescate”, filme que se estrena en plataformas

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Dirigida por la cineasta peruana Claudia Llosa, llega este miércoles la adaptación cinematográfica de la premiada novela de Samanta Schweblin.

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EL DIARIO digital

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Dolores Fonzi, protagonista de la adaptación cinematográfica de la premiada novela de terror psicológico de Samanta Schweblin “Distancia de rescate”, que llega este miércoles a la plataforma de Netflix de la mano de la realizadora peruana Claudia Llosa, destacó que la película era especialmente “interesante” entre otras cuestiones “por cómo desolemniza la maternidad”.

“La película habla de los miedos a lo que no vemos y a lo que está ahí. Que no podemos hacer nada, porque en realidad no existe tal ‘distancia de rescate’ por mejor que calculemos, porque cuando algo pasa, pasa”, detalló la actriz de cintas como “Truman” o “La patota”, en relación con el título del filme, que se refiere a cómo Amanda (encarnada por la española María Valverde) vive con constante temor de que algo pueda ocurrirle a su hija Nina, lo que la mantiene alerta y midiendo el espacio que la separa de ella para salir en su ayuda.

Con un guion escrito a cuatro manos entre Llosa (“La teta asustada”, 2009) y Schweblin, el filme -cuyo elenco se completa con Germán Palacios, Guillermo Pfening y Cristina Banegas, entre más- parte del relato agónico de Amanda, que busca darle sentido a las cosas mientras la vida se escapa de sus manos.

Como en un sueño delirante, conversa en el terreno más allá de la realidad física con un chico de la zona llamado David y repasa su llegada junto a Nina a pasar las vacaciones a un pueblo de campo. Allí, además de encontrar a la tan fascinante como escalofriante Carola (Fonzi), peligros omnipresentes dan un tinte de amenaza espeluznante al bello entorno bucólico.

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Fonzi y Valverde conversaron con Télam sobre la traducción del éxito literario al audiovisual, lo llamativo de la propuesta y el oportunismo del estreno en este momento de la pandemia.

Télam: Dolores, ¿habías leído la novela de Schweblin?

Dolores Fonzi: Sí, salió la novela y la leí. Soy fan de Samanta y la leí en una tarde y me encantó. Al par de meses me llamó Claudia para encontrarnos para que haga la película y fue como un regalo único, muy especial, que me llamen para hacer la novela que tanto me había gustado.

T: María, ¿cómo caracterizarías la mirada que Amanda tiene sobre Carola? Por momentos sus impresiones sobre esta mujer parecen contradictorias, de atracción y miedo a la vez.

María Valverde: Carola para Amanda es algo nuevo, algo libre, sensual. Lo que ella no puede; todas las carencias que tiene, es esas ideas que no puede alcanzar. Por eso esa fascinación, y por eso ese descubrir constante de esa mujer que la pasa por dentro y la atraviesa. Es algo que tanto la atrae y que tanto la repele, porque no sabe si creer si todo lo que está viviendo es una mentira.

T: Era importante que quienes interpretaran a Carola y Amanda funcionaran muy bien en relación con la otra, ¿no? ¿Qué recuerdan del casting?

DF: Fue muy intenso, y muy meticuloso. Claudia es una directora que no para. Le divierte el proceso. Cuando nos conocimos fue en Buenos Aires, un mes antes de empezar a filmar.

MV: Sí, fue justo antes de los ensayos. Claudia tenía todo en su cabeza. Dolores ya estaba en el proyecto cuando yo estaba haciendo audiciones y nos conocimos un mes antes. Pero creo que Claudia lo tenía tan trabajado en su cabeza… sabía perfectamente lo que le daba Dolores, lo que le podía dar yo, incluso lo que no sabíamos nosotras que le podíamos dar.

DF: Venía trabajando con cada una por separado, hasta que nos vimos en persona en enero y ahí fue un flash. Sabíamos que esa interacción en pantalla iba a funcionar. Cuando estás en la misma sintonía y entendés que el otro sí o sí tiene que ser tu aliado, no hay manera de pifiarla. Eso fue clave para que se traduzca en este vínculo entre dos mujeres que se admiran, se gustan, se atraen, se provocan.

T: La trama, al igual que en la novela, maneja un tono inquietante, por momentos angustiante. ¿Cómo trabajaron esa cuestión para dar con el punto indicado?

MV: Estaba todo prácticamente escrito. La forma que está editada la película estaba ya en guion. Lo que sí es verdad es que nos teníamos que apoyar muchas veces en Claudia, para reponer lo que luego sería la voz en off, lo que uno tenía que estar constantemente recordando, sabiendo los tempos exactos porque marcaban una diferencia en edición. Rodábamos con esa información.

T: Dolores, la película aborda entre otros temas la constatación de que ser madre es aprender a convivir con la sensación de alerta, esa “distancia de rescate” que hay que tener en cuenta para que no le pase nada a los hijos. ¿Ser madre es vivir con miedo?

DF: ¡Sí! (risas). Creo que vivir es tener miedo a morir, y después tenés hijos y les das vida a unas personas que también van a cumplir ese ciclo. La película es muy interesante por cómo desolemniza la maternidad. Podés estar muy aprehensivo y que les pase y algo o despreocupado y que no les pase nunca nada. Al final se trata de cómo vivís vos con ese miedo, cómo hacés para que no te paralice. Y no tiene que ver solo con la maternidad, sino con cualquier cosa que se quiera preservar. No hace falta ser madre para saber lo que es la “distancia de rescate”.

T: La película aborda también la relación humana con la naturaleza y sus devastadoras consecuencias. ¿Es una interesante casualidad que su estreno llegue en este momento del mundo?

DF: Es una película que se hizo prepandemia y seguimos en el mismo lugar. Algo está mal. Es importante que se estrene ahora, que se vea y evidencien los temas de esta época. Que tenemos que parar con arrasar los territorios más vulnerables del planeta. Que los grandes capitales siguen y los pueblos más empobrecidos son los que terminan cediendo los cuerpos y sus tierras.

T: Con la pandemia muchas certezas se pusieron en cuestión y los relatos de terror se volvieron realidad cotidiana.

MV: Tal vez tengamos las herramientas ahora para entenderla mejor, o que nos dé más miedo. Samanta la escribió en un momento en el que a lo mejor no estábamos tan conscientes de lo que estaba pasando, pero sí que es una manera de despertar de esta crisis medioambiental, de cómo maltratamos al planeta, a nosotros mismos sin saber lo que comemos por ejemplo. Parece que tiene que pasar algo grave para que prestemos atención.

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