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EL DIARIO digital
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El "Damascus Dossier", analizado por el ICIJ y otros medios, revela registros internos que documentan ejecuciones, encubrimiento burocrático y desapariciones durante la guerra civil siria.
Una filtración masiva de documentos secretos aportó evidencia sobre el funcionamiento interno de la represión estatal del régimen de Bashar al Assad en Siria. El material, publicado este miércoles por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), revela más de 10.000 muertes bajo custodia del gobierno sirio, basadas en certificados de defunción, fotografías de cadáveres y archivos de inteligencia y seguridad. La documentación reconstruye prácticas sistemáticas de detención, tortura, ejecución y encubrimiento ocurridas durante los años más intensos de la guerra civil.
El "Damascus Dossier", que comprende más de 134.000 archivos obtenidos por la cadena alemana NDR y analizados junto al ICIJ y 24 organizaciones periodísticas, incluye registros que datan del período más violento del conflicto. Según la investigación, el Estado documentaba formalmente las muertes mientras ocultaba sus causas reales, utilizando certificaciones del hospital militar Harasta y del hospital Tishreen, ambos en Damasco, donde se emitían informes con causas genéricas como "paro cardiorrespiratorio" o "paro cardíaco".
Un análisis de 540 fotografías realizado por equipos del ICIJ, NDR y Süddeutsche Zeitung reveló que el 75% de las víctimas presentaba signos de inanición; casi dos tercios mostraba daños físicos; y aproximadamente la mitad aparecía desnuda en pisos o superficies metálicas. Un exmédico del hospital Harasta declaró a NDR que los certificados "se preparaban de antemano y simplemente se entregaban a los doctores para su firma".
Testimonios y desapariciones
Entre los casos identificados se encuentra el de Imad al-Najjar, detenido en 2012 luego de que fuerzas de seguridad irrumpieran en la casa familiar. Su hermano Thaer recibió recientemente un certificado que señala que Imad murió el 14 de agosto de 2012 y que "no respondió a la resucitación, a pesar del intento continuo durante 30 minutos". Thaer relató al ICIJ el impacto de recibir esa confirmación después de 13 años: "¿Es este un documento preciso, o es posible que haya sido manipulado?".
Dos días después del arresto, otro hermano, Eyad, fue liberado con múltiples moretones y murió días más tarde, presuntamente por las lesiones sufridas en detención.
Thaer, ahora padre y abuelo, recorrió cárceles e instalaciones del antiguo régimen buscando rastros de Imad. Visitó repetidamente la prisión de Sednaya y revisó paredes en busca de algún dibujo de su hermano, que era pintor, sin hallar resultados. "Antes de la caída del régimen, vivíamos esperando que todavía estuviera vivo. Pero después de la caída del régimen, perdimos la esperanza", declaró.
Ocultamiento deliberado y fosas comunes
La investigación del ICIJ señala que las fuerzas de seguridad trasladaron durante años miles de cuerpos desde fosas comunes en suburbios de Damasco hacia lugares secretos en el desierto, con el objetivo de evitar registros oficiales. Naciones Unidas había documentado previamente que los detenidos fallecidos eran enviados a hospitales militares para emitir certificados con causas de muerte falsas.
Tras la caída del régimen en diciembre de 2024, miles de sirios acudieron a prisiones, hospitales y áreas de entierro buscando información sobre familiares desaparecidos.
Acceso restringido a los archivos
Las nuevas autoridades sirias permitieron brevemente fotografiar documentos en instalaciones de seguridad, pero prohibieron su retiro y posteriormente cerraron el acceso. Esto impide conocer no solo el destino de víctimas, sino también la identidad de los responsables estatales. Thaer al-Najjar expresó al ICIJ que no buscaría venganza, salvo contra un eventual responsable directo: si lo encontrara, afirmó, "lo cortaré en pedazos".
NDR compartió los nombres de víctimas identificadas en el "Damascus Dossier" con organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales para asistir a más familias en la búsqueda de respuestas.
A un año del colapso del régimen, investigadores y funcionarios advierten que la documentación completa del destino de los desaparecidos podría demorar más de una década, dada la magnitud de la red de prisiones que operó durante la guerra civil siria.