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Una vida de treinta años ligada a la docencia

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La Academia Los Sonidos llega este mes a sus tres décadas de existencia ligada a la enseñanza de piano y órgano. “Elegí el arte de enseñar” dice Rosana Salaberry.

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EL DIARIO digital

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“No puedo acordarme un día puntual de cuándo comenzó, entonces decidí que siempre fuera el mes aniversario de la Academia. De esa manera no hay cómo fallar”.

Hace treinta años Rosana Salaberry empezaba a transmitir sus conocimientos, aun siendo una adolescente, a niños que con los dedos de sus manos generaban sonidos pulsando un montón de teclas.

Su padre Alberto vendía huevos y dejaba, negocio por negocio, tarjetitas hechas a mano con la sugerencia de una buena profesora para iniciarse en el camino de la música. Esa imagen forma parte de una pila de anécdotas en este camino recorrido como directora de su propia Academia Los Sonidos que funciona, como siempre, en la calle Centeno 348 de Santa Rosa.

“Empecé con un tecladito y después, poco a poco, fuimos teniendo más cosas. Pasaron más de mil novecientos alumnos por la Academia. Es mucho. Por eso ahora queremos celebrar, como lo hacíamos todos los años, con los alumnos. Estamos pensando en el mes de noviembre” le contó a El Diario.

“Pasaron muchas cosas, es toda mi vida. Empecé antes de recibirme en la Santa Cecilia (con la profesora Cristina Vázquez) y tenía dos o tres alumnos. En 1991, era muy chica. Toda una vida dedicada a esto que tanto me apasiona. A los chicos hay que mostrarles las cosas, cómo tocar, hay que saber la obra para interpretarla y hay que rumbearlos. Elegí el arte de enseñar. Yo me presenté en shows y demás, pero no es lo mismo. Mi vida está en la enseñanza” confesó. “Hay que tener en cuenta que han pasado mil novecientas personas en todos estos años por un registro que llevamos. Tomamos el ciclo desde el 1 de marzo al 15 de diciembre”.

En la Academia se cursan las carreras de profesorado de piano, profesorado de órgano y maestro de órgano, una de las más solicitadas por los alumnos. Paralelamente hay un profesorado de teoría y solfeo que tiene validez para que varios alumnos de distintas localidades de la provincia puedan insertarse en el mercado laboral. Esta última es una carrera que apunta a lo teórico y a leer las siete claves que existen. Pero a su vez hay espacios para aquellos, niños, adolescentes o adultos, con pretensiones de aprender cuestiones básicas del instrumento y meterse en el maravilloso mundo de la música con cursos personalizados.

Más clases

Rosana está sola al frente de su academia y debe repartir sus tiempos para atender a todos. Es algo que hace con mucho placer. Alberto Montano se suma con cursos específicos de armonía que tuvieron muy buena aceptación en cuatro encuentros. Montano es uno de los examinadores en piano y Belén Canal en órgano.

Además en este año de pandemia, la profesora tuvo que adaptarse y reformularse como todo el mundo a nuevas experiencias. En el Centro Terapéutico Crianza, a cargo de Daniela Viglianco, se realizaron talleres virtuales por zoom durante tres meses, junto al profe Juan Tamburelli. Fue la continuidad de un trabajo que había comenzado antes del inicio de la pandemia.

Con la apertura progresiva, se realizaron clases virtuales y presenciales. A través de una cámara y computadora o celular, los alumnos de las localidades del interior como Anchorena, Winifreda, Victorica, Carro Quemado, General Acha y General Pico, pudieron continuar con sus cursadas.

En este sentido la Academia no ha parado y por eso Rosana quiere celebrarlo como todos los años, con alumnos, en un gran concierto en el Teatro Español. “Siempre hacemos algo como cierre de año y en esta oportunidad la idea era poder volver a celebrar ya que se trata de los treinta años”.

En este camino recorrido, Rosana Salaberry hace una mirada en retrospectiva final y recuerda el apoyo de sus padres Nilda y Alberto, y su abuela Rosa, la que cedió la primera salita para trabajar. “Fue una salita, después un pasillo, después el living y así fuimos creciendo. Me quedé ahí para siempre, en la casa de la calle Centeno 348 de Santa Rosa”.

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