Ambiental

¿El petróleo en Antártida pone en peligro al mundo?

Tras el descubrimiento de petróleo en Antártida por parte de Rusia, el mundo se llena de tensiones geopolíticas, pero, ¿cómo afectaría al ambiente la explotación de estas reservas?Escribe: Ing. Florencia Srur*

Escuchá esta nota

EL DIARIO digital

minutos

La semana pasada, Rusia anunció la posible existencia de un yacimiento petrolífero en la Antártida valorado en más de 500.000 millones de barriles. Este hallazgo ha alertado al mundo no solo por la magnitud de la cantidad descubierta, sino también por cuestiones de territorialidad política. Para poner esto en perspectiva, Arabia Saudita cuenta con 320.000 millones de barriles y Venezuela con 360.000 millones de barriles de reservas probadas. Nuestro país, entre Vaca Muerta, Los Molles y otros recursos no convencionales, tiene reservas de 27.000 millones de barriles de petróleo equivalente. En cuanto a la territorialidad, el descubrimiento ruso se sitúa en un área disputada como Antártida Inglesa o Argentina (dado el contexto de las Malvinas Argentinas).

Entonces, ¿cómo afectaría la explotación de 500.000 millones de barriles de petróleo en la Antártida desde el punto de vista ambiental? La respuesta corta es que tendría un impacto muy negativo, debido a las perturbaciones en este frágil ecosistema y la gran liberación de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que empeorarían la situación actual del Cambio Climático, provocando inundaciones, sequías, y temperaturas extremas más frecuentes.

Para entender mejor, consideremos la Antártida: es el continente más frío, seco, ventoso y con mayor altitud media (más de 2.000 metros sobre el nivel del mar) del planeta, cubierto en un 99% por hielo, lo que representa una de las mayores reservas de agua dulce congelada del mundo. Aunque no cuenta con mucha flora y fauna superficial, es el continente con mayor biodiversidad acuática y endémica, con especies únicas. Estas características lo hacen extremadamente sensible a cambios. El aumento de la temperatura media global ya está causando que el hielo antártico se derrita a una tasa de 150.000 millones de toneladas por año. Este derretimiento contribuye al aumento del nivel del mar (citando el ejemplo actual de Yacarta, capital de Indonesia, que se encuentra en plan de relocalización por intrusión oceánica) y a la alteración de las corrientes marinas, acelerando el Cambio Climático.

Afortunadamente, la Antártida cuenta con una protección especial bajo el Tratado Antártico, firmado en 1959 y vigente desde 1961, que ha suspendido hasta el momento por 63 años las controversias sobre reclamos de soberanía en el continente. El continente está bajo la "sombra geográfica" de siete países (Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido) y solo permite actividades de investigación y fines pacíficos. En 1991, se firmó el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, vigente desde 1998, que prohíbe la explotación de recursos naturales a excepción de fines científicos. Aunque se dice que estos tratados tienen "fecha de vencimiento", esto es falso y cualquier modificación debe ser consensuada por todas las partes firmantes.

Vivimos en un mundo que intenta avanzar hacia la sustentabilidad con acuerdos como el Acuerdo de París, que busca mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de 2°C (actualmente estamos entre 1,5 y 1,7°C). También existen leyes nacionales como la Ley 27.502 de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático, y esfuerzos de ONGs, instituciones, algunas empresas y estados para fomentar la transición a energías renovables. Las pérdidas económicas derivadas del Cambio Climático representan una caída del 10% del PIB global, con alrededor de 200.000 millones de dólares en pérdidas económicas. En este contexto, la explotación de un yacimiento de petróleo masivo en un territorio tan delicado debería parecer una locura, pero se está considerando como una posible fuente de soberanía económica.

No debemos regalar nuestros recursos a capitales extranjeros que solo dejan hambre y destrucción ambiental, ni arruinar el planeta por una estabilidad económica pasajera que perjudicará la existencia de toda la humanidad.

El medio ambiente es cosa seria; nuestra vida depende de él. El camino es la sustentabilidad económica que contemple como iguales la sustentabilidad ambiental y social. La Antártida no se toca. El futuro nos lo agradecerá.

*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPN365

También te puede interesar...