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EL DIARIO digital
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La contaminación de los distintos compartimentos físicos del ambiente (suelo, agua y aire) son un peligro para la sobrevivencia de nuestra especie y de todas las especies que habitan la Tierra. Lamentablemente, todas las acciones humanas tienen un impacto en el medio ambiente, desde la industria y la producción agrícola-ganadera hasta la generación de energía a partir de fuentes fósiles, así como nuestro consumo excesivo de plásticos, lo cual afecta gravemente a los ecosistemas.
Entre las contaminaciones más complicadas de solucionar o, en términos técnicos ambientales, de remediar, se encuentran aquellas asociadas con metales pesados o elementos químicos utilizados en la industria, como el Tricloroetileno (TCE). Este es un hidrocarburo halogenado sintético, líquido, sensible a la luz, incoloro, de olor dulce y volátil que se utiliza principalmente como solvente en la industria. Es altamente nocivo para la salud si nos exponemos a este compuesto, debido a que puede causar dolor de ojos, y en la piel, irritación y enrojecimiento. También, puede provocar efectos adversos sobre el sistema nervioso central, entre los que se incluyen somnolencia, fatiga, dolor de cabeza, confusión y sentimientos de euforia. Se han observado efectos sobre el hígado, los riñones, el sistema gastrointestinal. La forma de exposición al TCE puede ser cutánea (por contacto con la piel), oral u olfativa. En relación a su comportamiento en el ambiente de este elemento, pese a que es volátil, tiene mucha capacidad de infiltrarse en el suelo y llegar a las aguas subterráneas comprometiendo el suministro de agua potable.
De esta manera, aunque lo ideal sería que dejemos de utilizar este compuesto o, si no queda otra alternativa, utilizarlo, pero sin causar contaminación de manera consciente, lo que se hace es remediar los sitios contaminados. La frase de mejor prevenir que curar casi nunca se hace realidad en las temáticas ambientales. Pero, ¿cómo se hace?
Una de las formas de remediar suelos contaminados es mediante biorremediación, es decir, remediación biológica. En otras palabras, utilizar seres vivos capaces de absorber y eliminar elementos contaminantes del medio. Casi siempre se utilizan bacterias y plantas, por ejemplo, el caso de las bacterias Paraperlucidibaca, Cycloclasticus y Zhongshania originarias de Canada que son famosas por "alimentarse de petróleo".
Las plantas son las reinas de la biorremediación, que pasaremos a llamar fitorremediación (fito=plantas), debido a la facilidad que representa para los humanos alterar estas genéticamente. Pese a que la modificación genética es muy controversial en términos de utilizar esta técnica para producir alimentos, debido a que no sabemos a ciencia cierta cuales son los efectos que puede producir en nuestros cuerpos, la biogenética para fitorremediación es bastante prometedora.
Particularmente para eliminar el TCE se está empezando a implementar Alfalfa y Álamos que presentan un agregado genético de un gen humano que codifica una proteina llamada p450 2E1. Esta, pese a que las plantas la tienen, no es tan fuerte como la que presentamos y es la encargada de ayudar al cuerpo a detoxificar sustancias que pueden ser perjudiciales para el cuerpo como toxinas o medicamentos. Entonces, estas plantas ahora no solo serían capaces de crecer en suelos contaminados sino de eliminar los contaminantes al tener este gen.
Si bien es importante enfocarnos en medidas preventivas y alternativas no contaminantes para la producción y la industria, también es esencial abordar la limpieza de los daños ambientales que hemos causado. La ciencia avanza, y aunque las soluciones preventivas son ideales, la biorremediación con modificación genética puede ser una herramienta efectiva para descontaminar suelos y mitigar los impactos negativos que hemos generado en el entorno natural.
*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPn° 365