Ambiental

¿Comerías carne hecha en laboratorio?

En la columna ambiental de hoy abordaremos el tema de la carne hecha en laboratorios, ¿es la solución ambiental?Escribe: Ing. Florencia Srur

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EL DIARIO digital

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Imaginemos una situación: es domingo y el clima es perfecto para un asado en la naturaleza. Buscamos los elementos necesarios: leña, bebidas, parlante, reposeras, papel de diario, ensaladas y la carne. Pero esta no es cualquier carne, es carne sintética, producida sin sufrimiento animal y con un sabor, aroma y textura idénticos a la carne convencional. Durante la sobremesa, surge la pregunta sobre las implicancias de fabricar carne en laboratorios. Aunque las risas desestimen la preocupación, la duda es real. Esta escena podría pronto volverse realidad, si los avances científicos en carne sintética se popularizan como en algunos países del hemisferio norte. Sin embargo, ¿cómo afectará a la humanidad el consumo de este tipo de alimentos?

Para comprenderlo, primero debemos entender qué es la carne sintética o cultivada en laboratorio. El proceso comienza con la extracción cuidadosa de células musculares de un animal vivo, generalmente bajo anestesia local. Estas células se colocan en un bioreactor, donde se multiplican para formar tejido muscular. Luego, mediante edición genética, se moldea en la forma deseada hasta obtener carne real. Se estima que una sola extracción celular puede producir 175 millones de hamburguesas.

A primera vista, parece ser la solución ideal, tanto para el medio ambiente como para el veganismo. La producción convencional de carne implica maltrato animal y consume el 10% de los recursos hídricos del planeta. Además, la ganadería intensiva contamina el suelo, el agua y el aire, y contribuye al cambio climático debido a las emisiones de metano. También provoca la pérdida de estructura del suelo por compactación y desmonte, entre otros impactos negativos.

La producción masiva de carne sintética parece ser la solución ideal. Incluso podría llegar el día en que cada hogar tenga su propio fermentador de carne. Sin embargo, esto dependerá de que las pocas empresas con laboratorios para la creación de carne abran la puerta a la masificación. Aunque podría suceder en el futuro, no se espera que sea cercano. Pero hay que preguntarnos, ¿estamos preparados/as para tener en nuestra mesa alimentos creados enteramente por la industria alimentaria? Un puchero hecho con verduras genéticamente modificadas llenas de agroquímicos y osobuco de probeta.

¿Y qué ocurrirá en los países cuya economía depende de la producción de materias primas, como la ganadería? ¿O de aquellos pequeños productores? Sin embargo, ¿no sería mejor considerar una transición hacia una dieta basada en alimentos no cárnicos, considerando que nuestra especie posiblemente ya esté lo suficientemente evolucionada para prescindir de la carne? Todas estas son preguntas complejas. Somos 8 mil millones de personas y se estima que seremos 10 mil millones para 2050. La transformación del mundo rural comenzó hace mucho tiempo con la revolución industrial, y esto podría ser otro paso hacia la desaparición del sector rural como lo conocemos. La automatización y el consumo total.

Permítanme ponerme en modo revolucionaria. ¿Significa que estoy en contra de todo? No, en absoluto. Sin embargo, es necesario cuestionar y reflexionar. No debemos aceptar todo como una maravilla mágica. No porque algo sea creado por la ciencia, significa que sea bueno. Debemos pensar, preguntar, investigar y ser inquietos, ya que eso es lo que nos define como Homo sapiens. No permitamos que nos vendan espejitos de colores. Si la revolución alimentaria puede salvarnos de verdad, bienvenida sea, pero hasta entonces, seamos escépticos/as.

*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPn° 365

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