Ambiental

Columna ambiental: La minería vende espejitos de color verde

La industria minera se está pintando la cara de verde en el proceso de querer enviar un mensaje de "minería sustentable" o "minería ambiental". En la columna ambiental de hoy vamos a desmentir las ideas más usadas para esto.Por Florencia Srur (*)

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EL DIARIO digital

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El derecho al ambiente sano, declarado en el Artículo 41 de la Constitución Nacional, así como el deber del Estado y sus instituciones de garantizar el libre acceso a la información ambiental, enmarcado no solo en la Constitución Nacional, sino, también, en el Acuerdo de Escazú, pareciera que muchas veces no se respeta. Tal es el caso, entre otros, de la minería. Donde frecuentemente se minimiza el pedido o protesta del pueblo por defender sus derechos y calidad de vida afectada por esta actividad. 

Pero vamos por partes. La minería es la acción de extraer recursos mineros (oro, plata, cobre, hierro, sales, entre otros) que son útiles para la industria y la vida cotidiana.Sin embargo, para esta actividad, se han documentado más de 2 millones de publicaciones científicas que señalan los impactos negativos que ocasiona sobre el agua, el aire y el suelo. Ademas, respecto al impacto sobre la vida humana, se han registrado casos de enfermedades respiratorias, cáncer, enfermedades del corazón y otros problemas de salud en trabajadores mineros y en comunidades cercanas a las minas. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación ambiental es responsable de 1 de cada 4 muertes prematuras en todo el mundo. Además, debido a accidentes laborales en esta industria, se estima que, en Argentina, la minería tiene el más alto índice de muertes con una cantidad de fallecimientos promedio de 378,5 trabajadores por millón, el valor más elevado de todos los sectores productivos. También, en varios trabajos académicos, debido al impacto en la contaminación de las aguas por parte de la minería, se destaca la necesidad de considerar el agua no solo como un recurso para el consumo humano, sino como un elemento crucial para la supervivencia de la fauna y flora. Esto es muy importante si consideramos que la humanidad es responsable de la extinción del 83% de los mamíferos y de la mitad de las especies de plantas en el mundo. En adición, en torno a las consecuencias sociales, se menciona en estos trabajos que, la precarización laboral, el sobreconsumismo y el aumento de chatarra electrónica son problemas asociados a la extracción de recursos mineros. 

Pese a todas estas pruebas científicas, alguien perteneciente al polo minero podría decir que "los ambientalistas se basan en dichos y mitos" o hacer alguna analogía extraña para tratar de convencer que la minería no es mala, como falacias argumentativas del estilo "la agricultura usa más agua" o "el río del cual usamos agua se llama Río Salado, es lógico que nadie usa esa agua y no sirve para nada más". Particularmente me ha tocado escuchar a una funcionaria minera mendocina realizar una analogía entre preparar un mate y usar cianuro y, en la misma charla (realizada para profesionales pampeanos), defender emprendimientos mineros y de generación de energía hidroeléctrica propuestos por la provincia de Mendoza, como Cerro Amarillo y Portezuelo del Viento. 

Es cierto que la agricultura contamina y presenta el mayor consumo de agua, sin embargo, la minería es una actividad que, si ocurre un accidente puede causar perjuicios ambientales con impactos y pérdida de bienes ecosistémicos, de infraestructura y de vida humana incalculables. Tal caso se pudo apreciar en el año 2019 cuando, en Brasil, un dique de cola minero sufrió una rotura que tuvo como consecuencia un desastre ambiental de gran impacto donde unas 50 personas murieron y entre 200 y 300 desaparecieron por el alud contaminante (sin considerar los pasivos ambientales que aún hoy en día se presentan en la zona como contaminación de las aguas, el suelo y la pérdida de hábitat).

Las luchas ambientales y pronunciamientos relacionados son legítimos. La Pampa va a seguir exigiendo a las provincias vecinas que no nos contaminen. El pueblo en general va a seguir levantándose a favor del ambiente sano. Por eso remarco nuevamente, NO a Cerro Amarillo, NO a Hierro Indio, NO a Potasio Río Colorado. Los ríos Atuel, Salado y Colorado también son pampeanos. No podemos permitir que nos vendan espejitos de colores a cambio de nuestra salud y el nuestro futuro y el de las próximas generaciones.

(*) Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPNº 365. Email: [email protected]

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