Las rozaduras en los pies, causadas por un calzado nuevo o por determinadas actividades físicas, son unas heridas que pueden llegar a ser muy dolorosas. Saber curarlas es muy importante para evitar que las ampollas se infecten.
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EL DIARIO digital
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Nada puede acabar con la ilusión de estrenar unos zapatos. Nada, salvo una cosa: una rozadura en el pie. Una herida así, que bien puede ser provocada por un calzado nuevo o por la realización de actividades físicas de larga duración, suele ser bastante dolorosa que impide, nunca mejor dicho, empezar el día con buen pie.
“La aparición de las ampollas y las rozaduras suele deberse a la fricción generada de la piel contra el calzado, que provoca el aumento de temperatura en la zona del pie correspondiente y, como consecuencia, aparece la ampolla”, explica Víctor Alfaro, director general de Podoactiva, quien detalla que, “en ocasiones, esa ampolla se rompe, quedando expuesta la piel de debajo, que es mucho más fina y que molesta al contacto con el zapato”.
No siempre el calzado es el responsable de llevar a nuestros pies a sufrir estas lesiones. A veces, la culpa recae sobre el calcetín. Al respecto, Alfaro comenta que “un calcetín que no se ajuste bien, puede favorecer la fricción en la piel y generar la rozadura”. Por ello, el experto advierte de la importancia de elegir siempre un calcetín técnico de calidad para la realización de actividades deportivas que evite el roce excesivo y que mantenga el pie seco.
Pasos para curar una rozadura
Si la rozadura no se ha podido prevenir, y aparece una ampolla sobre la piel, deberemos seguir estos tres pasos para tratar la lesión:
En aquellos casos en los que creamos que la ampolla se haya podido infectar y nos duela más de la cuenta, sería conveniente acudir al podólogo para que sea un profesional quien valore la lesión en la piel y la trate.
¿Hay que explotar la ampolla?
Cuando hemos sufrido esta herida, nos hemos preguntado si es recomendable reventar la ampolla o, por el contrario, puede resultar contraproducente. Alfaro contesta que “en caso de que la ampolla sea grande y nos moleste al caminar, la deberemos pinchar y drenar el líquido, pero nunca quitarle la piel”. En este sentido, el director general de Podoactiva aclara que la piel que cubre la ampolla es el mejor apósito que podemos tener para proteger la piel que se localiza debajo de la misma.
Tras explotarla, es necesario limpiar la zona y desinfectarla para, más tarde, colocar un apósito específico, conocido como “segunda piel”. “Es fundamental no pegar en la zona dañada un apósito que contenga adhesivo, ya que al despegarlo podemos dañar más esa parte”, añade el especialista.
Cómo prevenir las ampollas de los pies
Como ya se ha comentado, las ampollas y rozaduras se producen por una fricción repetitiva en una zona del pie. Para prevenir estas heridas, Alfaro destaca cinco consejos a seguir:
Claves para evitar las rozaduras con zapatos nuevos
Aunque pueda parecer a priori una tontería, los expertos aconsejan ir a comprar el calzado por la tarde ¿Por qué? Por la sencilla razón de que los pies van a estar entonces más hinchados y dilatados después de todo el día.
“La talla correcta y el material de fabricación serán clave, al igual que recomendamos probarlos varios días antes durante un rato. De esta manera, los vamos ‘domando’”, declara Alfaro, que comenta, además, que otra opción, sobre todo en el ámbito deportivo, es utilizar hormas personalizadas, que son réplicas del pie de la persona. Con ellas, se logra que los zapatos se adapten solos antes de ser estrenados.