Opinion

Animales sueltos: la necesidad de buscar soluciones en conjunto

La problemática de los perros callejeros suma un obstáculo: la incapacidad de consenso entre el municipio y las organizaciones no gubernamentales que se dedican al tema.

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EL DIARIO digital

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La problemática de los animales que en Santa Rosa no tienen personas a cargo volvió a estallar en la agenda pública por enésima vez, y seguirá ocurriendo cíclicamente si no se toman medidas que permitan aproximarse a alguna solución sistemática y que cuente con cierto consenso.

La cantidad de gatos y sobre todo perros que andan en las calles de la capital provincial, potenciando distintas problemáticas, es claramente una cuestión que necesita de políticas públicas, y por lo tanto de gobiernos que se hagan cargo.

Desde ya que no es un problema exclusivo de Santa Rosa, puesto que similares inconvenientes se padecen en otras zonas urbanas comparables del país, e incluso en comunidades más pequeñas de nuestra propia provincia.

Pero en la capital pampeana es una dificultad cotidiana que de manera periódica regresa a convertirse en tema de discusión para la ciudadanía y algunas representaciones dirigenciales, pero casi siempre sin establecer nuevas reglas que permitan aproximarse a respuestas concretas y exitosas.

El cuestionamiento a la falta de políticas por parte del municipio se hace escuchar no solo desde la oposición política, sino también desde las organizaciones que llevan largos años trabajando en la problemática.

El bloque opositor en la comuna está dispuesto a cuestionar cualquier cosa que haga el gobierno local, pero en este caso las observaciones se están haciendo desde un elemental sentido común y de manera racional, por más que sea un objetivo de ese espacio sacar algún provecho político, ni siquiera ilegítimo.

Más valor tiene, de todos modos, la mirada que puedan aportar las entidades que trabajan de manera específica y cotidiana, como la Fundación Vidanimal –que lleva hechas más de 17 mil castraciones- o la Asociación Protectora de Animales (APANI), que se hace cargo de un asunto que la comunidad no tiene resuelto, y que es el alojamiento de perros abandonados, con el costo de todo tipo que eso implica.

Es francamente insólito que en una ciudad en la que como reza uno de sus refranes "nos conocemos todos", la gestión municipal no se siente en una misma mesa a conversar sobre esta problemática con las instituciones que han demostrado que saben sobre el asunto, que trabajan con honestidad y que tienen un bien ganado prestigio, mucho más allá de las disidencias lógicas que pueda haber entre las partes.

No es atendible el argumento de que trabajar de manera mancomunada entre Estado y ONG es una suerte de "tercerización" de servicios que deben ser públicos. Justamente las organizaciones intermedias tienen el objetivo, la función y hasta la obligación de hacer aportes en beneficio del bien común, y la verdad es que Santa Rosa lo está necesitando.

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