Opinion

Editorial: números optimistas y la "decisión" política que falta

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La población pampeana tomó la vacunación contra el coronavirus con madurez y responsabilidad, al compás del rol que ocuparon las autoridades sanitarias. En otros ámbitos del Estado se espera que ocurra lo mismo en el transcurso de esta semana.

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EL DIARIO digital

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Una de cal...

La cifra, más que elocuente, hasta habla por sí sola: hasta este fin de semana más del 93% de la población pampeana inició el esquema de vacunación contra el coronavirus con al menos una dosis.

Además, si se tiene en cuenta que la "población objetivo" es de 330.414 personas en toda la provincia, el porcentaje de cobertura con el esquema completo también es muy alto: 326.362 segundas dosis, es decir el 88% de sus habitantes.

La Pampa también puede mostrar en el escenario nacional los mejores datos estadísticos en cuanto a la vacunación de menores: la cobertura entre los 12 y los 17 años llega al 92,97% con una dosis; y al 87,43% con las dos dosis. La población total a vacunar en ese grupo etario es de 32.853, de los cuales 31.228 se inscribieron. Solamente hay 685 adolescentes inscriptos sin vacunar.

En niños y niñas de entre 3 y 11 años, el 90,28% tiene una dosis; y el 77,43% las dos dosis. La población total a vacunar es de 44.826, de los cuales, 41.828 se inscribieron. Hay, 40.471 niños y niñas con una dosis y 34.754 que han completado el esquema.

El rol de las autoridades sanitarias con relación a estos números más que optimistas, y sobre frente a los desafíos que viene planteando la pandemia, ha sido crucial.

En el esquema de inmunización se abre ahora una nueva etapa, a partir de la decisión de la ANMAT de habilitar la vacuna de Pfizer para los chicos de 5 a 11 años. Es de esperar que el comportamiento de la población pampeana se mueva en la misma dirección que hasta ahora.

Ya se ha dicho hasta el cansancio que el principal objetivo de la vacunación es disminuir la incidencia de la COVID-19 y prevenir su gravedad y mortalidad, especialmente a los grupos más vulnerables.

La vacunación es doblemente importante si se tiene en cuenta que no solo protege directamente a cada persona vacunada, sino que también protege de forma directa al resto de la población.

Es decir, cuantas más personas se vayan inmunizando, menor probabilidad habrá de que el resto se exponga al virus.

Por eso es que resulta tan doloroso cada vez que se contabiliza una muerte.

Y más inexplicable resultado cuando se repiten historias como las que ocurrió durante la semana en Eduardo Castex, con el fallecimiento de un vecino que había rechazado la vacunación contra el coronavirus, incluso a pesar de haber atravesado una desgracia familiar producto del mismo virus.

Los antivacunas, incluso de la mano de algunos profesionales sanitarios, no han hecho otra cosa que inocular el miedo a niveles absurdos.

E incluso con argumentos falaces e insólitos, hasta lograron visibilizarse casi por encima del consenso científico en torno a la eficacia, la seguridad y la necesidad de las vacunas. El daño que han hecho, lamentablemente, es irreparable.

una de arena

...y una de arena...

La por ahora intrascendente postura que baja desde la Dirección de Personal -dependiente del Ministerio de Hacienda- para agarrarse de un decreto nacional y descontarles los días no trabajados a aquellos agentes estatales que no son de Salud o de Seguridad, contagiados de COVID o que tengan que cumplir aislamiento, no se condice demasiado con la actitud que ha demostrado el Gobierno provincial a lo largo de la pandemia.

Por eso es que los gremios nucleados en la Intersindical se esperanzan con una "decisión política" que se imponga por encima cualquier burócrata empecinado en boicotear las políticas públicas.

Presentismo, horas extras y días descontados ha sido casi una constante -carpetas médicas mediante- en este último mes en aquellas personas que, encima, han tenido que atravesar el indeseado contacto con el virus.

Los gremios docentes, puntualmente, también están preocupados por esa problemática que asomó a partir del pasado 31 de diciembre y que cobra vigencia en plena tercera ola del virus.

La gravedad de la cuestión no es menor, sobre todo si se tiene en cuenta que todos los trabajadores y trabajadoras están cumpliendo funciones en pandemia, algo que las propias autoridades sanitarias no se cansan de repetir que "no terminó".

Los que tuvieron que hacer una presentación particular, casi en forma inédita, fueron los brigadistas que combaten el fuego, cuyo escenario registró un cambio sustancial en la semana gracias a las bajas temperaturas reinantes tras la histórica ola de calor.

El reclamo surgió, además, porque se agotaron las instancias en las consultas a las respectivas ART que respondieron que no tienen "marco legal" para darle cobertura a las y los trabajadores afectados.

Lo que reclaman los gremios, puntualmente, es una "licencia especial por COVID" para que no haya descuentos salariales.

La respuesta no puede esperar mucho más, dado que en el transcurso de esta semana se hacen las liquidaciones correspondientes.

El solo argumento sanitario debería bastar: evita que vayan a trabajar los contagiados y se resguarda así el cada día más agotado recurso humano que compone el sistema de salud.

UPCN y AMET tuvieron un encuentro con el secretario de Trabajo de la Provincia, Marcelo Pedehontaá, que les dejó una luz de esperanza. Incluso fue un poco menos formal que la que mantuvo ATE con el director de Personal, Juan Rivero.

En esta ocasión los representantes gremiales recibieron el compromiso oficial de que se están buscando "alternativas" para que, al menos en La Pampa, los agentes del Estado provincial no sufran un golpe en sus bolsillos.

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