Opinion

Un discurso algo autocrítico y una fanfarroneada dañina

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Temas de agenda de la semana que se fue: el plan de acción contra las violencias machistas forzó una autocrítica del oficialismo en distintos niveles; la "bananeada" del ministro Franco complicó no solo su situación, sino la del gobierno del que forma parte y la de la empresa Pampetrol.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

Durante la presentación en sociedad del Plan Nacional de Acción Contra las Violencias por Motivos de Género 2022-2024, distintas jurisdicciones estatales hicieron un principio de autocrítica y se comprometieron durante la semana que se fue a atender las sabias sugerencias de las organizaciones que trabajan en el territorio.

Funcionarias de los niveles nacional, provincial y municipal coincidieron en señalar que el Estado no está del todo a la altura de las circunstancias, y que ni siquiera ha sabido generar entre las víctimas la confianza necesaria para que ante episodios concretos de violencia acudan a las instituciones gubernamentales en busca de protección.

Solo el tiempo dirá si los discursos políticamente correctos que se escucharon en la formal puesta en escena de ese programa son algo más que palabras de ocasión y se convierten en hechos.

La novedad fue, quizá, cierto tono autocrítico que reinó en esa presentación, fundamentalmente de la secretaria provincial del área, que describió un escenario problemático y complejo, y dio garantías de que al menos en su ámbito se considera una necesidad atender a las agrupaciones que conocen sobre la problemática de primera mano y son las que están en la calle y cara a cara con las víctimas.

Los tres femicidios que generaron el "sacudón" reconocido por las funcionarias se produjeron en el conglomerado Santa Rosa-Toay, por lo que también es notable que las autoridades locales tienen esta vez una responsabilidad especial y la obligación de prestar más y mejor atención a la realidad.

La directora de Políticas de Género de la capital provincial, presente en ese encuentro, también evaluó la obligación estatal de mejorar sus prestaciones y admitió que las organizaciones no gubernamentales son capaces de hacer aportes constructivos a las políticas públicas a implementar.

Llamativo resulta, a partir de esa promesa y del contexto reinante, que el intendente no haya aceptado aun un encuentro formal con las representaciones del movimiento feminista que pretende tratar esta problemática en el alto nivel.

Por una cosa o por otra, el jefe comunal aun no ha tenido espacio o tiempo para un encuentro de intercambio, pese a que discursivamente la comuna siempre insiste en que está abierta al diálogo con todos los sectores.

El paso del tiempo, la falta de comunicación, las sospechas cruzadas de que intervienen conveniencias políticas y oportunismos, enrarecen el clima, embarran la cancha y terminan ensuciando una temática que requiere de acuerdos genuinos y consensos básicos para que no se sigan perdiendo vidas.

Otro tropezón en el área Cultural municipal obligó a que una organización estuviera atenta para que la Municipalidad no incurriera en una violación a las normativas vigentes, que establecen que debe garantizarse la paridad en los escenarios: el anuncio de los espectáculos organizados para festejar el aniversario de la ciudad se había salteado esa obligación.

…y una de arena…

6 arena

El ministro de Hacienda Ernesto Franco quedó ubicado en una incómoda posición política, pero más que eso perjudicó al gobierno del que forma parte y comprometió la credibilidad pública de una empresa de mayoría estatal como Pampetrol, a partir de la brutalidad que pronunció ante la Legislatura cuando pidió cortar una grabación de esa interlocución bajo el argumento de que si no se hacía "vamos todos presos".

La "bravuconada" -según la definición que encontró el oficialismo-, la "bananeada" -según la descriptiva chicana opositora- o el léxico "inapropiado y desatinado" de acuerdo a la disculpa del propio Franco se produjo en diciembre del año pasado y recién se recuperó ahora en formato de operación de prensa y viralización en las redes sociales.

El aprovechamiento político que se haga de ese exabrupto que rozó la canchearada, de ningún modo impide ver que es obsceno e irresponsable hablar en esos términos respecto de políticas públicas y asuntos de Estado: aun cuando la grabación no hubiera existido y se analizaran cuestiones que requiriesen privacidad, no es el modo de describir operaciones que por otro lado asoman como legales.

La Fiscalía de Investigaciones Administrativas, con su intervención, terminará de resolver el asunto vinculado a la existencia o no de irregularidades de ese tipo, y en el caso en que existiera alguna anomalía no será Franco (o no será solo Franco) quien deba dar alguna explicación, puesto que en la cuestión de fondo intervinieron en el año 2017 el directorio de Pampetrol, la Comisión Interpoderes y todos los bloques legislativos.

Tal como está dado el escenario político, y también a la luz de los cambios en las metodologías y estilos de las campañas, era un hecho que la referencia del ministro dejaría servido a los enemigos del oficialismo un motivo no solo para pedirle la renuncia sino un flanco para golpear al gobierno.

Entre los medios de las corporaciones y las redes sociales, no es novedad, se ha impuesto en la política un modo de actuación que desdeña la verdad, la profundidad y el fondo de las cosas, y se queda con lo impactante, lo ruidoso y lo manipulable: a nivel masivo la actividad proselitista ya no necesita tanto de ideas como de memes.

Ese tóxico sobre la actividad política, que se supone transformadora para mejor de la vida de las comunidades, se vivió muy especialmente y como un mojón histórico en las elecciones legislativas del año pasado, donde La Pampa fue "invadida" por los medios porteños del establishment para armar en nuestra provincia una base de operaciones destinada a "quitarle 5 senadores a Cristina", según el slogan de esa ocasión.

Esa estrategia fue apenas un primer paso, y como encima resultó exitoso es probable que se replique y se potencie en el futuro: una razón más para que quienes hacen política sensatamente y defienden algún interés popular sean mucho más cuidadosos en el manejo de sus acciones y también de sus palabras.

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