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Caso Acevedo: “No estuve en el departamento”

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Pablo Daniel O’Lery negó su participación en el homicidio de Felisa Acevedo y culpó de su situación judicial a un policía.

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EL DIARIO digital

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Uno de los acusados de haber matado a la mujer le echó la culpa de lo que le pasa al comisario inspector, Enrique Marcelo Calderón, ex jefe de la Brigada de Investigaciones y actual jefe del área Capital de la Unidad Regional I.

A pedido de su defensora oficial, Silvina Blanco Gómez, contó que el lunes 29 llevó a Melody Martines hasta el departamento de Acevedo para una entrevista de trabajo y que el miércoles 31 debía regresar, a las 21, para cocinarle. Ese día, según su versión, la dejó a esa hora a metros de la vivienda, circuló con su camioneta Ford F-100 hasta estacionarla en la calle Civit y a las 21.30 recogió a Melody y la llevó a su casa. Explicó que conoció a la imputada un mes antes y que ese día no hablaron por teléfono entre sí.

O’Lery, en ese momento de la declaración, se centró en describir en detalle por dónde circuló, a sabiendas de que existen filmaciones del vehículo transitando por la ciudad.

Sobre el dinero hallado en su domicilio, durante un allanamiento, indicó que cuatro meses antes había vendido una propiedad en 750.000 pesos y que con parte de la plata adquirió la camioneta, un auto y pagó una deuda. “El dinero lo fui gastando porque no tenía trabajo y después volví a generar plata al vender un Fiat Línea”, aseguró.

Más adelante, contó que en 2015 volvió a sufrir un allanamiento el día del cumpleaños de su madre. “No entendía nada. Eran 30 policías de Trenque Lauquen con 10 patrulleros de la Bonaerense. Pensé que estaban buscando a un narco… y era a mí. Ahí entregué voluntariamente 25.000 pesos y 2.000 dólares, aunque ni un comisario que medía dos meses, ni Calderón, me dijeron porqué me detenían”.

O’Lery manifestó que “fui a Trenque Lauquen solo, sin abogado” y que allí se enteró que estaba involucrado en el robo a una mujer de 80 años. “Mi defensora me dijo, riéndose: ¿sabés quién te armó esto, con pruebas falsas para ensuciarte? Fue Calderón”.

– ¿Qué pasó después?, preguntó Blanco Gómez.

– A los 20 días fui sobreseído y me devolvieron el dinero. Cuando fui a buscar la camioneta, a Maza, otro policía me dijo: “Nosotros supimos siempre que vos no fuiste, pero Calderón insistió. Al regresar vi a tres abogados para iniciarle acciones legales a Calderón y ninguno se atrevió a ir contra él. Al último le pregunté si Calderón era un funcionario público o un mafioso (sic)… No pude hacer nada y me tuve que comer el garrón”.

El acusado afirmó que “fui culpable y pagué”, en referencia a la condena por el robo al dueño de la carnicería El Amanecer y a que estuvo vinculado al robo de la escribanía Nemesio. “Salí en 2011 y desde ese año no consigo trabajo, ni puedo darle una vida digna a mis hijos por ese tipo”, aludiendo a Calderón. “Solamente estuve investigado por dos hechos, no por 30 o 40”, remarcó. “Pero en 2018 me cansé de todo eso e hice una denuncia” contra el jefe policial en la Fiscalía de Investigaciones Administrativos. “Me la recibieron, aunque nunca me informaron nada”, acotó.

También relató que en una charla con Calderón le advirtió quiénes iban a cometer un robo en el barrio Fitte, en Santa Rosa. “Querían robarles a unos abuelos. Yo dije que no porque había cambiado mi vida, y se lo comenté a él porque no quería tener nada que ver con eso”.

“Me quieren acusar por algo que no hice. Yo no soy así. Lamento lo de esta señora, y espero que se lo digan, pero yo no soy así. Extraño a mis hijos; estoy roto por dentro”, expresó O’Lery.

“No puedo explicarlo”

A su turno, el fiscal Facundo Bon Dergham le mostró una filmación, captada sobre la avenida España, frente al complejo de departamentos donde vivía la víctima, donde se lo ve pasar ese miércoles a las 21.57 y a las 22.07. “Sí, soy yo. Me bajé (de la camioneta) para ver si la pollería (ubicada casi esquina Garibaldi) estaba abierta”, respondió.

– ¿Estuvo en el departamento de Acevedo?, inquirió el fiscal.

– No.

– ¿Por qué estacionó en Emilio Civit y no frente a la casa de Acevedo, si tenía que buscar a Melody?

– Porque no sabía dónde quedaba.

– ¿Por qué la fue a buscar?

– Porque me dijo que cocinaba y salía. Antes ya la había ayudado porque vi que Melody la estaba pasando mal.

Al final, el querellante particular Alberto Acosta, en representación de Nilda Redondo, hija de Acevedo, le hizo a O’Lery cuatro preguntas cortas y específicas.

– ¿Cómo puede explicar que se encontró en el departamento una huella de la zapatilla que fue secuestrada en su casa?

– Hubieran puesto una circulación de huellas…

– Disculpe, no le entiendo.

– Hubieran puesto una circulación de huellas… (sic) era más fácil

– Usted fue reconocido por una testigo, en una rueda de reconocimiento, como la persona que esa tarde estuvo parado en la puerta del departamento.

– La mujer fue a decirlo un mes después. ¿Medio como complicado, no? (sic).

– ¿Cómo explica que en el habitáculo de su camioneta encontraron rastros de ADN de la víctima?

– No puedo explicarlo. A Melody la vi limpia, bien… no sé qué decirle.

– Aseguró que dos personas le dijeron que la causa de Trenque Lauquen fue armada. ¿Podría decirme el nombre de esas personas?

– No recuerdo. Están en la causa. Con un simple llamado (telefónico) pueden saberlo.

Hermana

El sexto día

El juicio oral que se les sigue a Pablo Daniel O’Lery y Melody Cecilia Martines, por el homicidio criminis causa, en concurso real con robo, de Felisa Acevedo, continuó hoy con cinco testimonios: el del propio imputado, su hermana, una amiga, un comisario y un testigo clave por Zoom desde Rosario.

Acevedo, de 86, fue golpeada brutalmente el 31 de octubre de 2018, en su departamento del barrio Cafulcurá, en Santa Rosa, a la tarde-noche y falleció tres semanas después por esas lesiones. La teoría del Ministerio Público Fiscal es que los acusados fueron a robar dinero y alhajas y buscaron matarla para que no reconociera a Martines.

La primera testigo de hoy fue una amiga de O’Lery. Ella dijo que ese miércoles recibió un mensaje del imputado a las 21 y que fue a su departamento a las 23, adonde permaneció durante dos horas. “Me envió una foto tomando vino y yo le dije ‘no podés tomar ese vino solo’. En ese momento me contestó que estaba en la casa de su mamá”, que queda en el mismo inmueble donde él vive. No obstante, el fiscal Facundo Bon Dergham le hizo ver –a través de un informe del celular de ella– que el primer mensaje con O’Lery lo intercambió a las 22.24.

“Hablamos de sus hijos, de los míos; le comenté que había estado pedaleando en la laguna y me dijo ‘qué raro que no nos vimos porque yo también anduve por ahí’, detalló.

– ¿Desde cuándo son amigos?, quiso saber la fiscalía.

– Hace unos diez años.

– ¿Cuánto hacía que no tenían contacto?

– El último mensaje había sido en julio. Y personalmente haría un año que no nos veíamos.

– ¿O sea que de la nada, le llegó un foto de él tomando vino?

– No me pareció que fuera de la nada, porque cada cinco o seis meses me preguntaba cómo andaba.

Antes de la declaración, la defensora oficial de O’Lery, Silvina Blanco Gómez, solicitó antes que la testigo no sea mencionada por su nombre ni fotografiada en las crónicas periodísticas.

Luego testificó Patricia Susana O’Lery, hermana del acusado. Aseguró que ese miércoles su hermano estuvo todo el día en la casa y que salió un rato a las 20. “Cada uno hacía su vida. Fue un día normal. Sé que en un momento se fue, regresó a la media hora, cuando ya estábamos acostadas. Después no escuché que volviera a salir”. Además manifestó que no lo vio ese día, ni los posteriores, lavara la camioneta F-100 con la que se trasladaron hasta el departamento de Acevedo.

Acerca del allanamiento a su domicilio, a los cuatro días del hecho, aseguró que “le pregunté al señor Calderón Enrique Marcelo, por entonces jefe de la Brigada de Investigaciones) qué estaban buscando y no me respondió. Cuando vi un papel arriba de la mesa, donde que decía qué estaban buscando, me quedé helada… Calderón estaba muy enojado porque no encontró lo que buscaba. Eso escuché que se lo dijo a un compañero suyo. él fue el único enojado”.

Finalmente, O´Lery aseveró que no conoce a Martines, que desconoce si su hermano la conocía y que el día anterior él hecho un asado, en Parque Luro, para su hijo y los compañeros del colegio.

OLery hoy

Audios y mensajes

El tercer testigo fue el comisario Temístocles Hilario Torreani, jefe de Análisis de Comunicaciones de la Policía, a quien el fiscal Facundo Bon Dergham sometió a un largo interrogatorio ya fue quien peritó varios celulares. Sobre el teléfono de O’Lery dijo que hubo “elementos borrados”, al comparar la sábana de la compañía telefónica con el propio celular del imputado.

Con relación al celular de Franco Nicolás Ríos, los audios escuchados durante la audiencia demostrarían que existe correlación entre el relato que brindó ese testigo y las conversaciones y mensajes de Whatsapp.

Ríos aseveró que el miércoles 31 a la tarde fue a la casa de Melody a cuidar sus hijos, y que a la noche invitó a una amiga a ir allí, pero que al llegar Melody –alrededor de las 21– llorando y ensangrentada, le dijo a esa amiga que no fuera. “Me la mandé, me la mandé, la maté, la maté”, fueron las palabras de Martines, de acuerdo a Ríos.

En los audios entre Ríos y una joven –a partir de las 20.30 de ese miércoles–, se oye a él decir “estoy en lo de Melody” e invitarla a ir. Ella respondió “podría cebarte unos mates”. La conversación por Whatsapp continuó con indicaciones sobre dónde quedaba la vivienda, hasta que a las 20.56 Ríos le dijo “amiga, aguantá, que se pudrió todo”. En los cinco minutos siguientes le envió más mensajes manifestando: “se pudrió todo acá… una amiga se mandó un cagadón… aguantame un rato que solucione este problema… yo te aviso… dale, aguantame que todo mal acá… no se si nos vamos a poder juntar… todo re mal acá…”

En otros chats, de ese día y de los dos anteriores, Ríos contó que “estoy en la casa de una amiga, me tira unas monedas cuando ella sale a trabajar”; “mamá estoy bien, estoy cuidando una casa, la de Melo (sic), capaz que me quedo dos días”; “me quedé acá porque tenía que cuidar la casa”; “ya te dije que tengo que cuidar la casa cuatro días, tengo música, Internet, plasma, aire acondicionado, cocina, baño…”.

En otro momento de la declaración de Torreani, la fiscalía mostró varias fotos de Melody de esos días y exhibió un dije que fue secuestrado en lo de Acevedo para mostrar su similitud con el que la acusada tenía puesto en su garganta.

Ante ello, el defensor particular de Martines, preguntó si había sido peritado y la respuesta de Bon Dergham fue que no.

A su turno, Blanco Gómez le preguntó a Torreani por unos mensajes extraídos del celular de O´Lery donde a las 19.22, un hijo le dice: “che papi, a qué vamos a arrancar mañana, porque a las 12 vamos a Parque Luro y termina a las 15”; a lo que el imputado le respondió: “tipo 10 busco la leña y las briquetas. Yo hablo con la maestra. Son unos choripanes, comen 12.30 o 13 y después siguen paseando”.

Luego hay otro a las 22, donde O’Lery expresa –mientras se escuchan ruidos de vehículos de fondo– “bueno hijos, los quiero, mañana nos vemos” y uno más, a las 22.20, “les mando besos”.

Torreani, además, en las descargas del historial de navegación de una computadora secuestrada pudo ver que el día anterior habían mirado un video en el “blog oficial del narco” sobre cómo interrogaban y descuartizaban a una persona. En cambio, por no acceder a las contraseñas del celular, acotó que no pudieron tener la geolocalización de O´Lery.

Por Zoom

Desmienten a Ríos

Juan Edgardo Gómez, apodado “Toto”, era un testigo muy importante para la defensa de Martines. Hoy declaró, a través de la plataforma Zoom, desde la Oficina de Gestión Penal de Rosario, ya que está radicado allí. Con sus palabras contradijo a Ríos, sobre quien dijo que lo conocía, pero no tenía “mucho trato”. Acerca de Martines, indicó que tenía “una amistad de meses”.

A pedido del defensor Gómez, Toto detalló qué hizo el miércoles 31. “Llegué a las 12 a lo de Melody y me quedé en la computadora. A las 18.30 ella salió a trabajar, aunque no me dijo dónde. Yo me quedé con sus tres hijos y Melody volvió a las 21. En el medio llegó Ríos, a las 19.30 y se fue a las 20.15, antes de que regresara Melody”.

– ¿Cómo llegó ella? ¿Manchada, mojada, sucia?, preguntó el abogado.

– No, para nada.

– ¿Le vio sangre?

– No. No vi nada raro.

Toto siguió: “Esa noche hice la comida, milanesas con arroz y crema. Comimos juntos con los chicos. Melody se recostó porque estaba cansada. Yo acosté a los chicos, me quedé en la computadora hasta las tres de la mañana, me dormí y me fui al otro día. ¿Ríos? Pasó un ratito, a las 22.30, estuvo de paso porque se fue enseguida”.

– ¿Melody dejaba a sus hijos con Ríos?

– No, me los dejaba a mi, incluso me dejaba la casa.

Ante otras preguntas de Gómez, Toto negó –como había afirmado una testigo– que el propio defensor le hubiera ofrecido algo para que indujera a esa mujer a cambiar su testimonio. “No, para nada. Usted no me ofreció nada”, respondió.

Bon Dergham, a su turno, cotejó ese relato con una serie de fotos extraídas del celular de Ríos. De acuerdo a la fiscalía Toto aparece junto a Ríos en una toma del 31 de octubre a las 20.04 “No recuerdo bien, quizá fue cuando él llegó o se iba. A esa hora, Ríos se estaba yendo”, respondió.

También le exhibió otra foto de ambos, ese mismo día a las 19.45. “No, esa foto es en la casa de Ríos y fue durante un fin de semana, antes de irnos a un boliche”. Y una tercera del 1 de noviembre a las 14.20.

– ¿Quemó ropas con sangre de Melody?

– No, para nada.

El juicio continuará el juicio con los alegatos de cierre, aunque antes se oirán los dos testigos finales, Luciano Ortiz y Oscar Ferreyra.

Blanco Gómez requirió que este último declarara hoy en forma remota –se viene demorando su comparencia por problemas de salud–, pero el tribunal, compuesto por los jueces Andrés Olié, Daniel Sáez Zamora y Gastón Boulenaz, le respondió que para ello debería haber algún impedimento real y por eso volvió a citarlo para pasado mañana. Y sobre Ortiz, la defensa adujo que el testigo le aseguró que no había sido notificado; pero la Oficina Judicial afirmó que él mismo recibió la citación hace varios días.

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