Detenidos por una moto robada, les encontraron un pistolón
Al matrimonio Epifanio lo mataron con un hacha en su casa de Santa Rosa. Hubo algunos detenidos pero la investigación fracasó por falta de pruebas. Familiares y ATE recordaron el caso.
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EL DIARIO digital
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“Pasaron siete años. El crimen quedó impune, sus ausencias eternas”. Liliana, la hermana de Luis Epifanio y cuñada de Gracielta Torrent, recordó por estas horas el asesinato del matrimonio, que conmocionó a Santa Rosa hace siete años.
El jueves 11 de julio de 2013 la pareja fue hallada sin vida. Los habían asesinado a golpes de hacha, aparentemente con intención de robo. Un muchacho de 21 años y cuatro menores de edad fueron detenidos por la policía pero, en el marco de la investigación judicial, no hubo pruebas que los comprometiesen con el hecho y fueron liberados después de un mes.
A partir de ese momento, la investigación no tuvo avances, nunca encontraron pistas. “La policía no encontró indicios. ¿Tan mal trabajan? ¿No encontraron nada en semejante carnicería?”, se preguntó Liliana Epifanio el sábado pasado, cuando se cumplieron siete años del crimen. Ella todavía lleva consigo el dolor de la pérdida y de la impunidad.
“Hubo presos. Los tuvieron que soltar. Falta de pruebas dijo la justicia. Pasaron siete años, siete. El crimen quedó impune, sus ausencias eternas. Sus muertes sin un descanso en paz, sin justicia y en el olvido total”, lamentó. “Sus asesinos libres entre nosotros, que somos gente decente y de laburar.
Encima estarán jactándose entre ellos de haber cometido el crimen perfecto. Cuánta impotencia”, confesó.
Epifanio integraba la comisión directiva de la Asociación de Trabajadores del Estado. El gremio también recordó el caso. “Seguimos recordándote siempre y sin entender tanta impunidad”, señaló el sindicato que hoy encabeza Roxana Rechimont, compañera en la conducción del gremio del hombre en aquella época. “Estarías orgulloso de ver tu proyecto y por el cual trabajaste tanto, el Departamento de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo”, agregaron.
El gremio difundió una foto de las víctimas con una frase de la escritora chilena Isabel Allende: “La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan”.
Epifanio y Torrens tenían 64 años y vivían en una casa de Avenida Luro al 2.600. Lucía Epifanio, nieta de ambos, que tenía 23 años, se encontró con sus cadáveres ese día a las diez de la noche.
La joven describió que su abuela estaba cerca de la puerta, en medio de un charco de sangre. Tenía un profundo tajo en la garganta. En la pieza encontró el cuerpo de su abuelo con varios cortes en la cabeza. El hombre era discapacitado –había sufrido la amputación de una pierna a causa de una enfermedad– y no pudo ni siquiera intentar defenderse.
En la misma escena estaba el arma utilizada en el doble crimen: un hacha de mano, que la pareja usaba para cortar la leña con la que alimentaban una salamandra que calefaccionaba su casa.
La nieta de los Epifanio, Lucía, confirmó que su abuela tenía unos 2.000 pesos guardados en una cartera que no aparecieron. Y aseguró que no guardaban grandes sumas porque se movían con tarjeta de crédito. “Ni siquiera la de débito usaban”, aseguró.
En la escena del crimen, además del arma homicida, había colillas de cigarrillos. Los investigadores afirmaron que quienes ingresaron a la casa estuvieron fumando en el lugar y permanecieron varios minutos antes de escapar.
La policía y la entonces fiscal, Alejandra Ongaro, detuvieron en un primer momento a cuatro menores y a un muchacho de 21 años, como sospechosos del caso. Al mes los liberaron.
En el expediente judicial no hubo pruebas certeras contra ninguno de los cuatro sospechosos que estuvieron detenidos. En las semanas posteriores al hecho, hubo varias marchas motorizadas por compañeros de Epifanio en el gremio y algunos familiares de las víctimas. Llegaron a pedir la renuncia del ministro de Justicia de ese entonces, César Rodríguez. El funcionario dimitió luego de que las marchas se diluyeran con el tiempo.
