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Otra mujer denuncia al Movimiento Evita: la obligaban a comprar productos por casi 6.000 pesos semanales

Guadalupe Alvarado reveló que referentes del Movimiento Evita le pidieron parte de lo que cobraba en el "Potenciar Trabajo" y que nunca la capacitaron como le prometieron. La obligaban a vender productos panificados por 6.000 pesos a la semana, que terminaba pagando con su trabajo de niñera.

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Alvarado vive en el barrio Río Atuel. Es madre sola. Trabaja como empleada doméstica y niñera. Además, estudia para maestra: le falta un año para lograr el título, pero se las arregla para dar clases particulares. Durante el año 2021, le ofrecieron incorporarse al "Potenciar Trabajo". Le puso el cuerpo a la campaña electoral del ahora diputado provincial Leonardo Tapera" Avendaño.

"Me anoté porque la plata no me alcanzaba. Y me dijeron que me podía capacitar en trabajo textil. Pero cuando fui, no había nada y que podía ser en electricidad. A mí me venía bien porque soy sola", explicó Guadalupe Alvarado en una entrevista con El Diario.

Siempre de acuerdo a su relato, todo se manejaba en la sede del Movimiento Evita ubicado en Allan Kardec al 1.700. "Cuando fui a la Fundación (sic) en la Allan Kardec me dijeron que tenía que vender panificados. Me daban pizzetas, las tenía que vender a 170 pesos y después a 200. Yo arriba de esa plata podía ponerle una ganancia. Pero tenía que vender todos los días", contó.

"En esa sede quienes manejaban todo eran Adriana Fraile y una persona llamada Pamela. También estaba Tapera Avendaño", dijo.

Luego explicó que quienes participaban de la venta (los que pertenecían al plan Potenciar Trabajo) tenían que ir y firmar la planilla todos los días. "Teníamos que pasar a buscar los productos todos los días. Y tengo el freezer lleno de pizzetas", afirmó.

Y agregó: "La verdad es que las pizzetas me quedaban ahí. Y se las daba a quien la necesitaba. Me quedaban una semana congelada y no las iba a vender".

Pagos por adelantado

movimiento evita 2

En otro tramo de la entrevista con este diario, Guadalupe Alvarado recordó que "hace un par de semana, yo y unas chicas, les dijimos que no podíamos vender. Que si podíamos no retirar todos los días. Y nos dijeron que no".

"Si no pasaba a buscar, se me hacía una base. Yo los tenía que pasar a buscar. En definitiva, no me dijeron que les tenía que dejar el 50%, sino que sutilmente me iban vaciando el bolsillo", reafirmó.

Luego explicó: "yo trabajo de doméstica. Bajé los días en ese trabajo porque estaba cansada. Yo el año que viene me recibo de maestra y les expliqué a ellos (en referencia al Movimiento Evita) que iba a faltar un mes porque tenía que hacer las prácticas. Primero me dijeron que si no podía en la semana podía ir a un merendero los sábados: nunca me llamaron para ir a un merendero", reveló Alvarado.

Otras chicas -aseguró- pidieron ir a las escuelitas de fútbol, pero tampoco las dejaron porque "estaba todo lleno".

Con relación a clases particulares, Guadalupe dijo que "a veces cobraba las clases por adelantado, tres o cuatro clases. Y a veces yo tenía que ir y dar esa plata por los productos que me daban para vender. Salía de mi bolsillo. Y ellos sabían, y no decían nada".

La mujer aseveró que nunca tuvo maltrato, pero agregó: "yo me quedaba en el molde. No los enfrentaba, como que aceptaba todo. Pero yo me iba a ir, estaba viendo el momento para irme. Yo pertenecía a la Fundación. Yo hice desde la página de Mi Argentina el pedido para salir. Y estuve yendo un mes y ya no estaba en ese lugar. Y me quedó una deuda".

"No soy una persona de dejar una deuda acá, otra allá. Soy responsable, pero por qué les voy a pagar a ellos si estuve cuatro meses trabajando gratis", completó.

Hoy una promesa...

Guadalupe Alvarado también subrayó que, hace una semana, Adriana Fraile les prometió que les iban a ampliar el monto del plan.

"Nos dijo que eso iba a ser así siempre y cuando siguiéramos cumpliendo: teníamos que cumplir con nuestro bolsillo. Y dos meses pagué de mi bolsillo las rifas. No era una vaga, sino lo que quería era capacitarme", afirmó.

La mujer también dijo que iba a las marchas por las bolsas que entregaban. "Daban yerba, azúcar, masitas, productos. Era suculenta esa bolsa", recordó.

Esa bolsa se entregaba en la sede de la CGT, antes de las movilizaciones. "Me anotaban, me daban la casaca y yo recibía la bolsa de comida", contó.

Aunque aseguró que fue peronista "toda la vida", estos manejos no le gustaron: "creo que los planes tienen que servir un tiempo. No pasar de generación en generación. Y capacitarte en algo, no esto", reflexionó Guadalupe.

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