El peronismo se moviliza y espera una bajada de línea

Aunque en todas las conversaciones oficiales y públicas la dirigencia insiste en que las elecciones quedan demasiado lejos y no es tiempo de candidaturas, el peronismo pampeano ya está movilizado mirando a ese proceso. Y lo que esperan las distintas líneas, para lograr la unidad, es que haya una bajada de línea ordenadora de los principales líderes partidarios.

Reina la convicción de que las elecciones en La Pampa se desdoblarán respecto de las nacionales, imitando el cronograma de 2019 (internas en febrero, generales en mayo). A partir de esa semi-certeza, algunos bultos empiezan a acomodarse en el viaje, pero desde ya que el panorama incluye múltiples interrogantes, también porque hay cosas que se definen en el nivel nacional y pueden derramar hacia la provincia.

La aspiración de los diferentes sectores es que haya una lista de unidad, pese a las indisimuladas grietas en el gobierno central y a que también en la provincia suenan ciertos desacuerdos, quizá no tan profundos ni referidos a los proyectos centrales, pero sí respecto del sendero hacia el futuro y sobre algunos espacios y nombres.

Un "pacto para vivir"

Una puja que por ahora está picante debajo de la alfombra, pero que es real, es la definición de la candidatura a la vicegobernación. Esa disputa parte de otra hipótesis no comprobada pero que tiene acuerdo general: el peronismo avala la reelección de Sergio Ziliotto como gobernador, aunque con la necesidad de que arregle las cuentas pendientes que la propia Plural puso en evidencia en las elecciones del año pasado.

Eso implica la necesidad de un pacto concreto y seguro entre el jefe del Ejecutivo y el líder del sector interno y partidario, Carlos Verna. Hay diálogo entre esos dos popes y comunicaciones relativamente fluídas. Pero para convencerse y ahuyentar desconfianzas, al resto del peronismo le hacen falta gestos contundentes. Y en la época de las redes sociales, foto, foto, foto.

Y esa es también la bajada de línea que se espera. Hasta ahora el gobernador gambetea las cuestiones partidarias, también porque tiene urgencias que atender en el día a día. Pero los espacios que orejean el proceso electoral esperan sino una cumbre de líderes algún encuentro partidario, un congreso o un consejo, que permita ir marcando una hoja de ruta.

La relación entre Verna y Ziliotto es sin dudas uno de los asuntos que giran en torno a la posible candidatura a la Vicegobernación. No tanto por el cargo en sí, que finalmente es posible que tenga menos incidencia que un par de ministerios o unas cuantas bancas legislativas, pero sí es un lugar de visibilidad, que permite marcar la cancha y que relativamente define rumbos a seguir.

La Pampa y La Cámpora

Al ultravernismo se le ha puesto entre ceja y ceja que la vicegobernación debe ser para alguien de su espacio y ya lanzó al ruedo el polémico nombre de Fernanda Alonso. La intendenta de General Pico es una de las más cercanas a “El Barba”, pero a la mirada general del peronismo defeccionó notablemente en las legislativas del año pasado, cuando pidió licencia en plena campaña electoral.

Hay dirigentes del PJ que dudan que esa actitud se tenga que premiar. Y esa concepción se escucha incluso dentro de la Plural, donde hay quienes ya se atreven a propiciar nombres diferentes a los que supuestamente se cocinan en la mesa chica. También reina cierto consenso respecto de que hay que dejarle representación visible a General Pico, para hacer el intento de remontar una cuesta que luce empinada.

No es ningún secreto que María Luz Alonso también se anda probando el traje de una postulación. Y con derecho, a partir de la representación que tiene y de que el año pasado también jugó a fondo, aunque se frustró su intento senatorial.

Alonso es la candidata natural de La Cámpora, es mano derecha de Cristina Fernández de Kirchner y las encuestas marcan que es una de las dirigentes pampeanas con mayor conocimiento en el electorado. Está recorriendo la provincia con ambiciones electorales y además es la vicepresidenta del PJ pampeano: ahí ya está consagrada esa fórmula Ziliotto-Luchy Alonso como conductores del partido que gobierna la provincia desde el regreso de la democracia.

La otra carta fuerte de La Cámpora es la de Luciano di Nápoli, intendente de Santa Rosa que hará el intento de reelección y al que en general se le reconoce internamente una gestión muy a la altura de las circunstancias. Eso no quiere decir que no haya intenciones de “rodearle la manzana”, con dirigentes de otros espacios en lugares de toma de decisión (también en concejalías): es probable que esos asuntos, aunque locales, ingresen en una misma discusión cuando se definan los porotos provinciales. Di Nápoli tiene en su gestión muchas referencias propias y también de partidos aliados a los que el PJ tradicional sigue mirando de reojo (Nuevo Encuentro, el Partido Humanista, el Partido Comunista, Patria Grande).

El peso de las tradiciones

El reparto de los principales espacios de poder entre el vernismo y el kirchnerismo surge del acuerdo macro de 2019, cuando Verna y Cristina fueron protagonistas estelares del peronismo unido para vencer a Mauricio Macri.

Pero otros dirigentes, desde ya que también con intereses creados, interpretan que ese escenario se modificó. Convergencia Peronista, por ejemplo, sostiene su derecho a que se considere al marinismo como el espacio que merece la vicegobernación.

Refrescan los tiempos de gloria del PJ pampeano, cuando la alianza vernismo-marinismo lo hizo imbatible y sobre todo marcan la lealtad y la pertenencia con la que Convergencia manejó las sucesivas gobernaciones que tuvo entre manos, primero con Norma Durango, después -y hasta la actualidad- con Mariano Fernández.

El nombre que se agita es el de Varinia “Lichi” Marín (diputada nacional), por más que otra vez aparezca el problema geográfico: es dudoso, cuando no imposible, que la fórmula la vayan a encabezar dos dirigentes de Santa Rosa, en un contexto en el que Pico exige que tengan en cuenta a esa región.

El marinismo viene tendiendo puentes también con otros espacios internos, incluso con sectores de la Plural (se repiten muchas fotos de Taco Marín con Alicia Mayoral) y con el Frente Peronista Barrial del diputado Leonardo “Tapera” Avendaño.

Otro de los sectores que se ha puesto a andar, y que también explora vínculos y alianzas con otros espacios, es Compromiso Peronista. Alguna vez liderado por el exgobernador Oscar Mario Jorge es cierto que quedó algo deshilachado cuando se difuminó su poder interno, pero tiene referentes de importancia que coquetean con sus postulaciones.

La figura de Ariel Rauschenberger estuvo en el candelero el año pasado y la frustrada reelección como diputado nacional el abrió la puerta de un Ministerio. Fabián Bruna, hoy subsecretario que supo ser pre-candidato a la Gobernación en 2015, ha vuelto a agitar sus ambiciones. Y sobre todo Ariel Rojas, exintendente de Toay y actual diputado, teje la posibilidad de que algún referente del espacio talle alto.

En esos casos, desde ya, no se piensa en la Vicegobernación (empezando por el hecho de que esta vez la Ley de Paridad hace obligatorio que el cargo lo ocupe una mujer), pero sí para ocupar espacios e influir en las decisiones. Facundo Sola atiende su juego: se apartó de la línea e intenta potenciar su espacio propio, por ahora sin demasiado éxito.

En un clima de crisis, las elecciones quedan lejos. Pero a la vez son una de las razones de ser de los partidos en una democracia. Y el peronismo no tiene todo el tiempo del mundo, porque una vez que empiece a resolver su problema más pesado (ese clima interno) tendrá que ocuparse de cuidar su coalición con el resto de las fuerzas que integran el Frente de Todos y/o el Frente Justicialista Pampeano.