La Pampa

Condenan a remisero a 5 años y medio de cárcel por tráfico de droga

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Un perro adiestrado, Aldo, había detectado en el puesto caminero de Catriló que el imputado, que viajaba hacia General Acha, llevaba 2 kilos de cocaína escondidos en un asiento delantero del auto.

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EL DIARIO digital

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El Tribunal Oral Federal de Santa Rosa condenó a 5 años y medio de cárcel a un remisero bonaerense que fue detenido en un control antidroga en el puesto caminero de Catriló, y un perro detectó que llevaba estupefacientes prohibidos. La policía le secuestró un envoltorio con 2 kilos de cocaína, escondido en un asiento del auto. El condenado se dirigía a General Acha.

El juez José Mario Tripputi (foto) firmó la sentencia el pasado 5 de mayo. Convalidó la acusación y el pedido de pena que realizó la fiscala Iara Silvestre. El remisero José Ignacio García, de 55 años, fue considerado reincidente porque tenía una condena anterior por un delito sexual.

El 10 de agosto del año pasado personal de la División Toxicomanía detuvo el paso de un Fia Palio que conducía García. Los policías realizaron una secuencia de búsqueda con uno de los canes adiestrados, Aldo, y se le solicitó que descendiera del automotor. El animal, luego de rodear y pasar por los lados del automotor, dio señales de la presencia posible de estupefacientes en la parte delantera del rodado, circunstancia que motivó la requisa del rodado, previa convocatoria de los testigos de actuación.

El propio García, al ser consultado si tenía material estupefaciente, en un primero momento manifestó que no, pero luego admitió que “está en el asiento”.

El operativo de rutina controlaba todos los vehículos que pasaban, siempre y cuando se los permitía la cantidad de vehículos que circulaban en ese momento por la ruta.

El juez valoró en contra del imputado la importante cantidad de material prohibido trasladado. El imputado llevaba más de 1993,80 gramos de cocaína de máxima pureza, oculta dentro del asiento del vehículo y recubierta con jabón en polvo para ocultar su oloración y fraccionada la sustancia. “Demuestra un arduo trabajo de parte de García para acondicionar la misma y así evadir los posibles controles y lograr concretar con éxito el traslado”, fundamentó el magistrado.

“También otro factor a tener en cuenta y que debo analizar que no se encontraba en situación de vulnerabilidad, como prueba de ello se advierte que el vehículo utilizado para perpetrar el hecho era de su propiedad y no dudo en utilizarlo para llevar a cabo su accionar delictivo”, añadió.

“Otro dato importante de señalar y que demuestra de la intencionalidad de su conducta, es que García sin valorar que tenía un trabajo lícito – remisero- según lo manifestado por el mismo", prosiguió.

Asimismo, el juez mencionó que el condenado tiene una familia compuesta por esposa e hijos, por lo que "contaba con una contención afectiva".

"Estas circunstancias personales descriptas demuestran una actividad despiadada por parte de García, ya que no se encontraba en ninguna situación de vulnerabilidad, ya sea económica o afectiva, que pudiera justificar en algo su proceder, por el contrario, demuestra un despego total al ordenamiento jurídico y un desprecio al bien jurídico protegido –salud pública- ya que la sustancia transportada eran, casi dos kilos, de máxima pureza (100 por ciento), conociendo el poder adquisitivo que significa tener esa cantidad de esa calidad, ya que con esa pureza el poder de estiramiento es muy grande”, mensuró Tripputi.

Por todo ello, se apartó del mínimo legal previsto por la ley, por considerarlo insuficiente para el caso, considerando "justo y equitativo fijar la pena de cinco años y seis meses de prisión –tal como pidiera la fiscala- por entender que la misma es proporcional a las características al injusto achacado, debiendo el imputado sufrir las costas del proceso y ser sancionado con la inhabilitación absoluta mientras dure la condena".

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