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Relocalizar cultivos puede atrasar 20 años de daños ambientales

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En la columna ambiental de hoy, vamos a ver cómo reorganizar y mover los cultivos a otros territorios a nivel mundial y dentro de los límites de los países que podría ayudar a retrasar el Cambio Climático.

Por Florencia Srur (*)

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EL DIARIO digital

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Cuando se habla de agricultura a gran escala se piensa en deforestación de grandes masas de bosque y selva para reemplazarlos por cultivos como soja, maíz y trigo, entre otros. Esta deforestación, además de traducirse en pérdida y extinción de biodiversidad (flora y fauna), conlleva a grandes daños ambientales como emisión de Dióxido de Carbono (CO2), uno de los Gases de Efecto Invernadero (G.E.I.), que ayuda a que haya un mayor efecto invernadero y, en consecuencia, a un Cambio Climático Global que puede traer consigo futuros grandes problemas como el desequilibrio entre un aumento de precipitaciones extremas en algunas partes del mundo (lo cual significa mayor cantidad de inundaciones) y un aumento de las sequías en otras.

En general, la agricultura moderna se trata de una industria pensada para la mayor producción de un solo cultivo (monocultivo) haciendo un uso intensivo del suelo que conlleva a pérdida en la riqueza del suelo y a futuro puede resultar en no poder utilizarlo más para este fin. Además, cuando se habla de agricultura hay que tener en cuenta que esta industria es responsable del consumo del 70% del agua potable del mundo por año.

Entonces, se piensa en nuevas prácticas de cultivo que sean más amigables con el ambiente como cultivos rotativos (para evitar monocultivos) o agricultura híbrida en medios naturales (para reducir la deforestación). También se piensan en técnicas de riego más eficientes sin derroche de tanta agua, como el riego por goteo, donde a la planta se le aprovisiona gota a gota la cantidad justa y necesaria para que pueda desarrollarse correctamente. Sin embargo, algunas alternativas, como es el caso de la agroecología, podrían no ser eficientes a la hora de alimentar los 7 mil millones de habitantes del planeta.

Toda esta introducción fue para presentar un estudio de la Universidad de Cambridge que salió publicado en la revista científica Nature Communications Earth & Environment en marzo del 2022. En dicho estudio, los/as investigadores e investigadoras presentan un método para recomponer ambientes naturales de bosques y pastizales nativos en todo el planeta mientras se conserva la cantidad de producción global por medio de la relocalización de cultivos. Con el uso de herramientas matemáticas (simulación y modelación), se realizan mapas globales reubicando los lugares de cultivo en puntos específicos del planeta que nos permitiría reducir la emisión de CO2, disminuir el impacto a la biodiversidad y bajar drásticamente el uso del agua para riego. La premisa del trabajo para la relocalización parte de la base que, si se mueven todos los cultivos del mundo a zonas específicas con características climáticas particulares, las plantas para consumo podrían crecer sin necesidad de riego puesto que estarían en regiones climáticas acordes a su necesidad hídrica.

En este estudio se presentan tres posibles escenarios. El primero, es la relocalización de cultivos a nivel global, como una posibilidad hipotética donde todos los países del mundo se ponen de acuerdo para tal fin. Con los siguientes resultados: la cantidad de CO2 disminuye en un 71%, el impacto a la biodiversidad en un 87% y la necesidad de riego en un 100%. El segundo escenario, un poco más realista que el anterior, propone la relocalización de cultivos dentro de los límites nacionales de cada país sin necesidad de acuerdo internacional.

En este, la reducción en la emisión de CO2 es de un 59%, la impacto a la biodiversidad disminuye en un 77%, y la necesidad de riego en un 99%. Por último, el escenario más realista donde cada país relocalizaría un 25% de sus cultivos, con ésta simple acción se provocaría una reducción de la emisión de CO2, del impacto a la biodiversidad y del uso del agua en un 50%.

Claro que no existen soluciones mágicas y que, en este estudio de la Universidad de Cambridge, no se analizan otras implicancias como son el trabajo humano de la tierra, las tecnologías de cada país ni sus sistemas económicos. Sin embargo, significa una posibilidad teórica interesante a desarrollar y seguir estudiando. Quizás sea posible un mundo sin riego y organizado a nivel global.

(*) Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MP nº 365. Email: [email protected]

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