Columna ambiental: vacas entrenadas como gatos

Escribe: ing. Florencia Srur*

Cuando hablamos de Cambio Climático tenemos que tener en cuenta la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se emite en diversas actividades humanas. Estos gases son el Dióxido de Carbono (CO2) emanado mayormente por la industria y la combustión fósil (autos, aviones, colectivos, barcos, etc.) e incendios; vapor de agua liberado por varias industrias con compuestos con Nitrógeno y Azufre, también emitidos por motores a combustible fósil y agroquímicos y Metano (CH4) liberado a la atmósfera por descomposición de materia orgánica e industria ganadera.

Este último gas tiene un efecto más potente en detrimento del clima que el CO2 debido a que absorbe más calor (aumentando el Calentamiento Global) y es 25 veces más potente. Por esta razón, en los últimos años, ha habido un aumento en la preocupación por el CH4, mirando muy de cerca las actividades ganaderas.

Sin embargo, cuando hablamos de actividades ganaderas no todas son iguales. Existen dos grandes tipos de ganaderías, las extensivas y las intensivas. En las primeras, la cría y el engorde de las vacas se realiza en amplios territorios donde el animal consume mayormente alimento natural. Tal y como sucede en varias regiones de La Pampa con la ganadería silvopastoril (silvo = bosque; pastoril = ganado), donde las cabezas se encuentran en el monte consumiendo pastos y chauchas de Caldén.

Este tipo de actividad presenta impactos al ambiente, como toda cosa que hace el humano. Sin embargo, como en este tipo de ganadería existe presencia de bosque y/o pastizal natural, los desperdicios de las vacas entran dentro del ciclo natural de estos ambientes. El segundo tipo, el intensivo, es más comúnmente conocido como feedlot (que su traducción literal es "mucho alimento").

Aquí, los animales se encuentran en pequeñas parcelas, donde a veces no pueden ni moverse, y son alimentados con alimento balanceado. La gran acumulación de vacas en un pequeño espacio tiene muchos impactos ambientales, tales como la compactación del suelo y la contaminación de éste y las aguas, debido a que como siempre orinan y bostean en el mismo lugar se genera una mayor concentración puntual, ocasionando la contaminación del suelo y de los acuíferos o los cursos de agua superficiales (ríos, lagunas, lagos, entre otros).

Además que, al no haber un balance con un ecosistema natural (como un bosque o pastizal) que pueda captar diferentes gases, la sobreconcentración de animales es una bomba de Metano y Amoníaco (principal causante de la lluvia ácida) que se libera a la atmósfera. Y claro que aquí no estoy mencionando nada relacionado con el maltrato animal, porque eso es otro tema.

En un laboratorio cerrado de Alemania, están entrenando vacas para que realicen sus necesidades en lugares específicos, de esta manera recolectar los desechos de manera más eficiente y disminuir los impactos que tienen sobre el suelo, las aguas y el aire.

El experimento consistió en encerrar 16 vacas en un recinto donde debían orinar, cuando el animal lo hacía se la recompensaba con un alimento de su agrado, caso contrario solo se le daba agua. De esta manera, 11 del total consiguieron acostumbrarse a que cada vez que deseaban orinar ingresaran a este espacio especial.

Es cierto que la orina de las vacas es altamente contaminante, así como la orina de todo animal puesto que se trata de un desecho del cuerpo. Entonces, ¿es necesario entrenar millones de animales en detrimento de ecosistemas naturales?, ya que estos no solo pueden hacer el trabajo de purificación de mejor manera, sino que además se evita una hecatombe climática.

Recordemos que los feedlots, además, representan pérdida de biodiversidad y hábitat, cuestión que estando dentro de la Sexta Extinción Masiva ocasionada por nuestras acciones (tema que será mejor tratado en otra columna), no es negociable esta "innovación" como una solución mágica al Cambio Climático.

*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MP Nº 365. Email: [email protected]