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Subzona 14: declararon arquitectos perseguidos

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Declararon en el juicio tres de los jóvenes profesionales recién recibidos que llegaron para trabajar en Obras Públicas, con Santiago Covella, y fueron secuestrados la madrugada del golpe. "Éramos como un papel que se podía cortar, tirar, no existíamos", contó uno.

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"La experiencia fue muy dura, uno queda traumado para toda la vida", confió este viernes Alberto Santín. "Es terrible. Es como mi cédula, éramos un papel que se podía cortar, tirar, no existíamos", agregó.

Este viernes declararon en el tercer juicio de la Subzona 14 Gerardo Salandra, Ricardo Luis Samos y Alberto Santín, tres testigos que formaban parte del grupo de profesionales recién recibidos que habían llegado a la provincia para trabajar en el estado. Compartían un departamento en los monoblocks ubicados frente a Casa de Gobierno, en la calle Padre Buodo, y fueron detenidos ilegalmente después del golpe de estado del 24 de marzo por una patota de la Subzona 14, integrada por militares y policías, que los acusaban de pertenecer a agrupaciones revolucionarias peronistas

En la audiencia anterior del juicio ya habían declarado Juan Carlos Sánchez y Alfredo Lamas. Otra víctima del grupo fue el geólogo Aldo Cisul. A la mayoría el secuestro y el atropello de los represores los marcó de por vida.

Los represores se ensañaron con ellos porque habían sido convocados por Santiago Covella para formar parte del ministerio, al que había arribado siendo estudiante avanzado de la UTN de General Pico, donde había quedado marcado por la Subzona 14 por participar de la toma pacífica para resistir la intervención propiciada por la derecha peronista.

El 24 de marzo de 1.976 a la madrugada ingresó al domicilio de los jóvenes un grupo de militares armados con armas largas y los secuestró ilegalmente, sin orden judicial ni acusación formal alguna. En el mismo operativo también fueron detenidos el secretario Ricardo Calvo y el ministro Covella, una de las víctimas más castigadas en las sesiones de torturas de la Primera de Santa Rosa. Los tres testigos de esta jornada ya habían declarado en juicios anteriores.

"Se sabía lo que estaba pasando"

En primer lugar, este viernes declaró el arquitecto Gerardo Salandra, que durante la madrugada del golpe fue trasladado a la Seccional Primera y posteriormente a la Colonia Penal, incomunicado. Recuperó su libertad el día 12 de abril de 1.976.

subzona salandra

Este viernes contó que se había recibido en octubre del ''''75 y en noviembre, a instancias de un compañero, Lamas, junto a otros compañeros de la facultad de la UBA, fueron contratados para trabajar en la dirección de Arquitectura del gobierno pampeano. La madrugada del golpe los detuvieron en un operativo que encabezó Greppi.

"La gente que era interrogada, volvía maltratada", recordó, porque estaba en un calabozo frente al baño en la 4 y observaba a los otros secuestrados. En ese sentido, mencionó que después el entonces ministro de OP, Santiago Covella, perdió un riñón y su secretario Ricardo Calvo quedó con secuelas de las torturas.

Salandra recordó a modo de anécdota que hizo un listado con los nombres de los secuestrados en la pared, con un clavo, y les tomaba lista porque temía que la represión fuera "a la chilena", en alusión al sangriento golpe de Pinochet en Chile.

Dijo que ellos fueron de los últimos en llevar a los interrogatorios y que, según escuchó, la iglesia había intercedido y ya no fueron torturados en los interrogatorios. Junto a su padre se entrevistó brevemente con Baraldini cuando salió para saber de su situación. "El eje de los interrogatorios era saber de nuestro amigo Daniel Lamas, que no estaba en La Pampa cuando nos detuvieron, y también cosas ridículas, como si habíamos estado en el monte tucumano", contó.

Cuando recuperaron la libertad, habían sido cesanteados. A la semana regresaron a Capital Federal. "Yo nunca ignoré lo que estaba pasando. No porque tuviera información especial. Se sabía, el que dice lo contrario miente. Viví con mucho temor, busqué trabajo en el interior y en noviembre del ''''76 me fui a trabajar a San Luis y estuve hasta marzo del 78. Después volví y armé un estudio con Ricardo Samos", contó.

"Buscamos a los subversivos y a los autores intelectuales"

En segundo término, declaró Ricardo Samos. Al igual que sus compañeros, padeció la detención y tuvo conocimiento de hechos de tortura a otros detenidos porque los vio golpeados y otros así se lo relataron. Recordó a Baraldini y Greppi como presentes en el allanamiento. "Greppi muy agresivo y paranoico. Había una bolsita colgada en el balcón, para que se seque, y decía si estábamos mandando señales de esa forma", evocó, risueño.

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"Nunca nos dijeron el motivo de la detención, no sabíamos dónde estábamos parados", recordó. A las dos semanas en la Seccional Primera fue interrogado, vendado, con esposas. Le preguntaban si era montonero, si tenían armadas cárceles del pueblo y escuchaba amartillar armas sin balas. Recibió un par de cachetadas y un trato cruel.

Durante su detención estuvo siempre incomunicado. "No buscamos solo a los subversivos, sino a los autores intelectuales de todo esto", le dijo un represor cuando los dejaron en libertad.

Mencionó que con Salandra, otro compañero, y el padre, fue a ver a Baraldini. Este les dijo que no podían salir de Santa Rosa porque no estaba clara su situación. Sin embargo, una semana después se fueron de la ciudad. "Me costó reinsertarme laboralmente, seis o siete meses", confió.

"Traumado para toda la vida"

En tercer lugar, este viernes declaró Alberto Santín, de 70 años, un maestro mayor de obras que compartía el departamento con los arquitectos, fue detenido allí el mismo día. Dijo que les gritaban que eran de la Juventud Peronista Revolucionaria, que eran "subversivos".

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Fue trasladado a la Seccional Primera, lugar en el que vio gente muy golpeada y posteriormente a la Unidad 4 del S.P.F. En el penal observó con signos de la picana y las torturas a Ricardo Calvo. También a los entonces diputados provinciales Gil y Accátoli y al ministro Santiago Covella.

Fue interrogado por dos personas de civil en la Primera. Una de ella puso una pistola arriba de la mesa. Le preguntaban si pertenecía a alguna agrupación política, sobre Daniel Lamas -el compañero de la facultad que lo había contactado para venir a trabajar a La Pampa- y al entonces ministro Covella. "Uno era el policía bueno y el otro el malo, como en las películas", recordó.

Recuperó su libertad el mismo día del interrogatorio, el 9 de abril de 1.976. "La experiencia fue muy dura. Uno queda con mucho miedo. En lo personal tuve la suerte de no recibir apremios ni torturas. Sí los recibió otra gente a la que yo conocía", dijo.

"Quedé traumado para toda la vida, fue la única vez que entré a una comisaría y vi a personas torturadas. Es terrible, es como mi cédula, se podía cortar, tirar, no existíamos", resumió.

Baraldini y Greppi

En el juicio hay cuatro acusados actualmente. Pero el represor y exmilitar Néstor Omar Greppi quedaría afuera del debate, ya que esta semana se conoció el informe de los peritos forenses que certifican su grave estado de salud y que no está en condiciones de afrontar el juicio.

Por su parte, el jueves se le realizó un test neurocognitivo al exjefe de la Policía durante la dictadura, Luis Baraldini. Se aguarda el informe de la pericia. El represor pretende quedar fuera del debate alegando un deterioro neurocognitivo.

Los otros dos imputados son el torturador Carlos Reinhart (condenado en los dos juicios previos) y el militar Jorge de Bártolo, que integraba el comando del Regimiento de Toay en la época de plomo y afrontar por primera vez cargos por secuestros y torturas de las víctimas de lesa humanidad.

Otros imputados, el militar Jorge Jáuregui y el comisario Humberto Riffaldi, fallecieron el año pasado y hace un par de semanas, respectivamente. Además, el excomisario Roberto Fiorucci (condenado en el primer juicio, de 2010) quedó afuera del debate por el deterioro de su salud.

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