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"La depresión o la ansiedad es un factor de riesgo tan importante como los demás"

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La sicóloga de niños y adolescentes, Flavia Laguna, dijo que la adversidad de la pandemia debe enfrentarse con herramientas para no caer patologías. La necesidad de "ser flexibles" para compatibilizar cuidados y relaciones sociales y afectivas.

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EL DIARIO digital

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"Un factor de riesgo tan importante como los demás es contagiarse transitando una depresión o un trastorno de ansiedad", afirmó este sábado la sicóloga Flavia Laguna, que desarrolla actividades profesionales en el club La Barranca y en los últimos tiempos lleva adelante talleres con entrenadores y padres, para brindar herramientas para afrontar la adversidad de la pandemia del coronavirus y los confinamientos y restricciones que se transitan desde hace un año y medio.

Laguna puso especial énfasis en la necesidad de garantizar relaciones afectivas y sociales, fundamentalmente en niños y adolescentes, a través de cierta "flexibilidad" para buscar alternativas cuidadas ante las restricciones sanitarias que impone la pandemia. Anticipó que las secuelas de depresiones y trastornos de ansiedad que dejará el paso de esta crisis pandémica serán graves.

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Cómo afrontar una "realidad nefasta"

Laguna y María de los ángeles Corro Molas son las dos sicólogas del club La Barranca que acompañan a los planteles infantiles y de adolescentes de hockey y fútbol de la entidad con el propósito de mejorar sus rendimientos. En el último año y medio brindaron talleres para padres y entrenadores sobre “herramientas para afrontar la adversidad” ante la pandemia y los períodos de confinamiento.

Este jueves y viernes replicaron el taller, en forma virtual, para los empleados no docentes de la UNLPam que el lunes vuelven a la presencialidad. “Hay muchas personas con ansiedad y temor por volver. Esto nos atraviesa a todos”, dijo.

En el club, trabajan con niños desde 4 a 5 años hasta 18. “La afectación más grande, por el encierro, tanto en chicos como adultos es la parte afectiva y vincular, la falta de contacto con otros. La plataforma zoom o la videollamada no alcanza a cubrir la parte social”, explicó.

-¿Cómo se manifiesta el impacto de la pandemia y las restricciones? –le consultó El Diario a Laguna.

-Con lo que más nos encontramos emocionalmente es con ansiedad, miedos y angustia. Cada persona lo transita de manera diferente y tiene diferentes herramientas. Hay miedo a la incertidumbre, preocupación.

-¿Qué herramientas se proponen frente a eso?

-La idea es que entiendan que la situación no es agradable ni beneficiosa para nadie. Reconocer que el contexto es molesto y complejo, adverso. Pero que igual hay posibilidades de cierto control sobre qué elegimos, qué nos puede beneficiar. En todas las edades uno tiene al alcance hacer algo para salir mejor o fortalecido de esto. Hay que hacer hincapié en que no hay nada mágico. Sería absurdo plantear que una técnica me va a ayudar. Es un entrenamiento esto, sostenido en el tiempo, hay que hacerse responsable de querer salir mejor.

-¿Se puede comparar el trauma con el de vivir una guerra?

-No sé si a ese nivel. Depende mucho de cada persona, de si tuvo que acompañar la pérdida de un ser querido o una internación. No sé si sería tan similar. Sí la situación es nefasta para todos. Es adversa. Muchas personas pueden llegar a generar un estrés postraumático. Trabajamos en consultorio privado y hay una aumento de personas con trastornos de ansiedad y depresivos.

-¿Esto sucede en igual proporción en adultos y chicos?

-En general el adulto tiene más herramientas, debería tener más estabilidad emocional. Un adolescente está en una etapa de mayor impulsividad, tiene las emociones exacerbadas, y se supone que existe posibilidad de guía y contención de parte de un adulto. Lo charlamos con padres y entrenadores, ellos son los referentes. Si hay acompañamiento, es mejor.

Responsables, pero flexibles

“La gente, ante cada confinamiento y cierre, se desordena en rutina y horarios, falta actividad, salimos cada vez menos. Eso lleva a miedos y angustias que, sostenidas en el tiempo, es probable que terminen en una patología”, advirtió Laguna.

-Desde Educación hubo un esfuerzo por sostener lo pedagógico, pero no sucede lo mismo con la situación emocional de los chicos, que están muy encerrados o no respetan las restricciones.

-Desde lo emocional, ante el encierro permanente de los chicos, son entendibles las dos posturas. Bajo ningún punto de vista fomento la irresponsabilidad ni que la gente se junte. Pero la realidad es que el chico, con todos los protocolos, necesita socializar, estar con otro. Las consecuencias emocionales las vemos ahora y en el futuro vamos a ver secuelas graves cuando esto pase. Se cree que va a haber patologías como depresión o trastornos de ansiedad, ya lo estamos viendo.

-¿Qué genera el encierro y el aislamiento permanente?

-Miedo, ansiedad, apatía. El estado de angustia saca motivación. Hay falta de objetivos. Esto es un factor de riesgo ante la pandemia porque disminuyen mis defensas, se deprime mi estado inmunológico. La gente no toma dimensión o conciencia que si se llega a contagiar está más expuesto. Un factor de riesgo tan importante como los demás es contagiarse de covid transitando una depresión o un trastorno de ansiedad.

Eso no significa que tenga que juntarme e ir a fiestas. Pero sí tratar de ser flexible en algunas cosas, ver de qué manera se pueden mantener un poco las relaciones. La plataforma o la videollamada es una manera. Pero también hay lugares cuidados como puede ser un club. Salir a correr, a caminar o en bici, no de a diez, pero sí coordinar con un amigo, con barbijo y distanciamiento, pero puedo charlar e intercambiar con otro.

Uno no fomenta que la gente se contagie. Pero si encontrarle la vuelta. En el club, por ejemplo, estamos desde junio del año pasado, sacando las fase 1, y dentro del club no hemos tenido que aislar burbujas. Sí es riguroso el distanciamiento, tomar la temperatura, el cuidado. Es algo que hace que uno salga de casa.

-¿Qué recomendarías a las familias en situación de crisis por el confinamiento?

-Generarse rutinas básicas, respetar las horas de descanso, los horarios de comidas, los hábitos de actividad física. También que traten de tener una rutina respecto a la parte educativa o de la escuela, horarios para las tareas. Que no dejen cosas para hacer después. También el adulto, porque es el modelo que siguen los hijos. Las rutinas, las acciones conocidas, dan seguridad y tranquilidad, no hay fórmulas mágicas.

Cuando se vuelve al encierro, que a las 18 hay que estar adentro, se desordena todo, la gente como a cualquier hora, o está todo el día en pijama. Pero si iba al gimnasio, bueno, saldré a caminar los mismos días. La rutina vieja la tengo que flexibilizar para adaptarme a un contexto que no depende de mí. Es fundamental para no caer en la desmotivación.

-¿Cómo se encuentra motivación en un contexto tan adverso?

-No se construye de un día para el otro. Es un proceso, en este momento de pandemia hay que pensar objetivos de corto plazo, de la semana, hasta del día, en algo que me guste o me sienta cómodo. Pero que sea algo alcanzable, un objetivo cortito, para no frustrarse frente a los cambios que puede imponer el contexto.

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