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“No me reprocho nada, siempre di el máximo”

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El internacional de 2,04 metros, que ayuda a su hermano Pablo en la farmacia de Guatraché, repasa su carrera.

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EL DIARIO digital

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El Club Atlético Pampero de Guatraché custodia, aun hoy, la existencia de ese gigante de doscientos cuatro centímetros que se pasea por la localidad de aquí hasta allá. Es el guardaespaldas de uno de sus emblemas más importantes de la historia que empezó a escribir sus primeros garabatos en el fútbol, el deporte que le puso un trampolín rojo a los 13 años para navegar para siempre en el fantástico mundo del vóley.

Fue esta maldita parálisis de coronavirus la que interrumpió miles de historias y le dio vida a nuevas, a reinvenciones existenciales para sentirse en ''''tempo y forma''''.

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Esa es la historia que le cabe a Rodrigo Aschemacher, ya un hombre de 31 años con una pila enorme de batallas en el lomo, con esa paz para hablar que es la proyección directa de la idiosincrasia de esa tierra del sur pampeano, donde Guillermo Herzel escribió los más bellos poemas y Bustriazo Ortiz inmortalizó en zamba esas mañanitas que soltaban las torcazas de la soledad.

“Estoy, desde que se decretó la pandemia, en Guatra, y le doy una mano a mi hermano Pablo en la farmacia”, le cuenta Pancho a El Diario.

“Algo tenía que hacer”, insiste, ahora como un desocupado momentáneo del vóley nacional. “Ahora la idea es darle una mano a él y pasar el fin de año acá, después de 15 años lo voy a poder hacer y me da gusto”, dice.

En su última temporada en Monteros de Tucumán, el internacional pampeano fue un pilar en la construcción de una historia que, se sabía, sería diferente de la de San Juan, representando a Obras. “Con Monteros llegamos a cuartos y perdimos con Bolívar, que era previsible. Pero me quedo con la experiencia y con el grupo que se formó”.

Rodrigo, como muchos, esperan que esta lluvia negra frene de una vez. Para volver a la vida real, a la de antes, cuando el cielo era celeste y blanco y la lluvia incolora, cuando las cosas podían planificarse, así como una temporada en el vóley, así como un partido de temporada regular o playoff.

A diario este central llega al local de la avenida Ceballos para atender, acompañar y ser parte de la maquinaria diaria del emprendimiento de su hermano.

- ¿Dónde te agarró la pandemia y qué pensaste en ese momento cuando en el mundo empezaban, poco a poco, a cerrarse competencias profesionales?

- Me agarró cuando estaba acá en “Guatra”, habíamos perdido en cuartos de final con Bolívar. Pensamos que primero iba a ser de quince días, después un mes, pero nos dimos cuenta de que iba a ser para mucho. Nunca pensé que iba a ser tan largo, no solo en el deporte. Creía que iba a ser más tranquilo.

- Sos un jugador que se ha ganado, tras más de quince años, un prestigio dentro del vóley nacional. El paso por selecciones, tu trayectoria y tu vigencia. ¿Qué pasa cuando mirás hacia atrás? ¿Cómo imaginás lo que viene en medio de un mundo, por ahora, sin respuestas ante esto?

- Estoy contento con lo poco o mucho que hice en el vóley. No tengo cosas para reprocharme, siempre di el máximo porque era la única manera de lograr algo, es lo que me enseñaron de chico. Me lo enseñó la familia y después los técnicos desde que arranqué. Ahora estoy esperando que pase pronto esto malo que está pasando en el mundo y que vuelva la normalidad, de que se pueda volver a una liga competitiva, que la Liga Argentina sea importante. Este año, más allá de que se juega, son siete equipos en la Liga. Los grandes se bajaron porque no le ven mucha razón a invertir dinero en algo que no será lo mismo. Esperemos que el año que viene sea mejor.

- Siempre has dicho que querías volver a Guatraché para vivir. ¿Se te ocurrió que esa vida podría ser ligada al deporte?

- No lo sé ligada al deporte... lo que siempre dije y pensé es que mi vida será vivir acá. Me hice una casa en Guatra, todavía no la he podido disfrutar del todo, estoy más tiempo afuera de lo que estoy en mi casa. Estoy en la farmacia de mi hermano Pablo dándole una mano. La idea es pasar el fin de año acá, después de 15 años. Me da gusto pasarlo acá, pero siempre con la espera de volver al ruedo.

- Con Gastón Fernández, que arregló para jugar esta liga de pocos equipos en Ciudad, deben ser orgullo de la localidad. ¿Se encuentra alguna explicación de por qué dos jugadores como ustedes han llegado tan lejos?

- Con Gastón tuvimos las oportunidades y las chances, y los dos las aprovechamos. Las condiciones físicas estaban, pero ser un jugador de vóley implicaba mucha dedicación desde muy jóvenes. Sabíamos que si poníamos empeño, si trabajábamos y dejábamos todo, era casi imposible no llegar. Se lo dije a Gastón y está claro cómo le fue. Además de lo físico, tuvimos perseverancia y mucho esfuerzo.

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- Dos años atrás llegabas a una definición por un título nacional ante Bolívar. Y Obras San Juan no era el favorito, pero estuvieron muy cerca de hacer historia. ¿Soñás todavía con esa final? ¿Te reprochás algo?

- La final con Obras va a ser una de las cosas que más voy a recordar. Estuvimos muy cerca de dar el batacazo ante Bolívar, hubiera sido muy bueno. Pero no tengo nada para reprocharme, hicimos una gran liga con nada de presupuesto comparado con las potencias. Se nos escapó por muy poco, pero dejamos afuera a UPCN jugando muy bien. Perdimos la final por pequeños detalles que son los que en definitiva hacen al resultado.

- ¿Cómo podrías definir la experiencia en Monteros y cuáles eran tus expectativas cuando llegaste?

- En todos lados donde estuve me llevo buenas experiencias. Trato de canalizar todo lo bueno y todo ayuda para crecer. Sabíamos que íbamos a tener que esforzarnos mucho, pero nos cruzamos en cuartos de final con Bolívar y perdimos. Era un rival muy difícil. Pero me llevo una muy linda experiencia y un muy buen grupo.

- ¿De qué manera te afectó quedar parado esta temporada y cómo tuviste que ocupar tus días?

- Por ahí uno piensa que la vida pasa por el vóley. Sabés que desde septiembre hasta abril estás muy metido con tu equipo en la liga. Los primeros meses, cuando empezás a ver que se acortan las posibilidades, sin un rumbo de la liga, se hace difícil. Además, los equipos apuestan a sus jugadores juveniles.

- ¿Proyectás la familia en Guatraché?

- Siempre dije que iba a venir a Guatra. Tengo mi casa, estoy disfrutando de la familia y tratando de aprovechar el tiempo. Va a ser el primer verano que voy a disfrutar de mi familia, con mucha tranquilidad.

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