El ciclismo pampeano está triste: murió Charly Berg

Charly llegó a la actividad a los 33 años. Fumaba mucho, pero eso pronto pasó a ser una anécdota. En sus casi cuarenta años en el deporte, ganó medallas en campeonatos argentinos masters, fue el chofer oficial de los comisarios deportivos más importantes en los primeros tours internacionales de San Luis y se hizo un lugar. Siempre sintió que estaba “para dar una mano”, solamente por la pasión que lo movía.

Este lunes 4 de julio el dolor se contagió en todos los que alguna vez estuvieron cerca de Berg. Desde su empresa, Agua y Soda Carlitos, una empresa modelo en la provincia que luego se vinculó a la nacional CIMES, generó fuentes de trabajo, creció en el mercado y de esa manera, se consolidó como empresario.

Desde su lugar, fue patrocinante de muchísimos ciclistas, siempre sin pedir nada a cambio. El amor por el deporte lo llevó a dar a los que más lo necesitaron. En el común, en el diálogo diario, siempre se dice que “el ciclismo de ruta es un deporte caro practicado por pobres”. Charly lo sabía y ahí estaba para apuntalar.

Lo golpeó mucho la muerte de Elías Pereyra, acaso uno de sus chicos mimados a los que ayudó, entre tantos otros.

Tres años atrás hubo una carrera callejera que se llevó su nombre. Un poco a modo de devolución de todo lo que hizo por el deporte. “El ciclismo me dio algunas medallas, pero lo más importante es que me dio fortaleza mental y muchos amigos”, llegó a decir.

A su lado, siempre, Julián, Talía, Susana y todos los que lo quisieron y hoy lloran. Poco tiempo atrás, apenas enterado de su salud, contó: “Voy a pelear para no perder rueda”.

El pelotón seguirá su tránsito diario por la ruta 14, donde tanto le gustaba entrenar, porque la rueda gira. Y ahí también viajará Charly, un amigo, omnipresente, en la memoria de todos.