Culturales

Viento helado, voy al viento: adiós a Rosario Bléfari

''

Rosario Bléfari, actriz, poetisa y figura indipensable de la movida rockera alternativa de la Argentina, falleció el lunes en Santa Rosa.

Escuchá esta nota

EL DIARIO digital

minutos

“No me estoy sintiendo tan bien, me duele la cabeza, el corazón se esfuerza en bombear. Una ansiedad creciente que proviene de esta condición me hizo enfrentar un trabajo de clasificación de escritos. Había mucho por hacer, eso es bueno, las unidades candidatas a cuentos –un tipo particular de cuentos que ya el tiempo dirá si pueden ser llamados así– presentan, con la atención intermitente que les presté, aumentándolas de a poco, peinándolas –como me gusta decirle–, formas detectables, núcleos que prometen arborizarse, estirarse, desviarse, asociarse, incluso en algunos casos desintegrarse generando nuevos fragmentos. Mucho quedará quién sabe dónde o cómo, mucho se perderá, no es posible de todo hacer algo, es ahí donde me mantengo atenta porque el abismo existe también, y reservar y apartar me permite sostener lo que se distingue con mayor nitidez sin perderlo de vista”, escribía Rosario Bléfari, a fines de junio, a modo de diario cotidiano, desde Santa Rosa; ciudad a la que había llegado para cuidar a su padre desde el comienzo de la cuarentena.

Este lunes, la cantante, actriz y poeta, falleció en el Hospital Evita de Santa Rosa.

“Mi habitación es mi taller, mi sala de juegos, mi cueva. Todo transformado en una extensión guiada. Pero tuve que frenar para hacer ese enlace, esa especie de punto atrás que puede considerarse un período marcado. La quietud necesaria para mientras tanto trabajar en un nivel de programación y reprogramación interna de los materiales. Me entusiasma, es recolectar”, contaba sobre un miércoles de junio, entre planes de nuevos sonidos, colores y aromas.

Rosario era actriz, poetisa y figura indipensable de la movida rockera alternativa de la Argentina.

Nacida en 1965 en Mar del Plata, Bléfari tenía fuertes vínculos con nuestra ciudad, donde vive parte de su familia y donde supo armar también, una familia artística que la recibía con los brazos abierto en la Casa Museo Olga Orozco. Allí, con los aromas que desplegaba la biblioteca de Olga, dio conciertos íntimos, residencias artísticas y talleres de escritura creativa, de la mano de Daniela Rodi, artista visual y coordinadora general de ese espacio en Toay.

El lunes a la mañana, apenas se supo la noticia de su muerte, la tristeza y la incredulidad en las redes fue instantánea. Citas a sus canciones, fotos de sus diferentes épocas y notas en los principales diarios del país, se multiplicaron con velocidad. Y también expresiones genuinas y certeras de su paso especial por este mundo. La escena artística under, independiente, autogestiva, queer, la despidió con agradecimiento y congoja.

Al frente

Si bien se hizo un lugar en la literatura y la actuación, la artista marplatense se dio a conocer a través de la música, como integrante de “Suárez”, grupo arquetípico y pionero de la revolución independiente que sacudió a la Argentina desde el inicio del nuevo siglo.

Luego de editar cinco álbumes y un EP, Suárez, proyecto en el que compartió formación con su pareja y padre de su hija Nina (hoy música), el bajista Fabio Suárez, se separó en 2001. Lo hizo, aunque parezca paradójico, en el clímax de su popularidad, tras la aparición del disco que los encumbró: Excursiones, de donde se desprende el himno de la agrupación, "Río Paraná".

"Cuando empecé como solista sentí mucha presión", contó hace unos años. "Muchos me observaban con expectativa y hasta con descreimiento. ''''Qué va a hacer esta mina sin Suárez'''', sentía que decían tanto afuera como adentro mío".

-Pero lograste acallar esas voces.

-Sí. Nunca dejé de tocar y de sacar discos. Y estoy feliz.

Luego de la separación de Suárez, la cantante siguió su camino exploratorio de forma solista. Discos como Cara, Estaciones, Misterio Relámpago y el acústico Calendario fueron destacados en los suburbios del rock. Bléfari era sinónimo de innovación y búsqueda y, sobre todo, de poesía.

Fue así que lo largo de las últimas tres décadas, enhebró una carrera artística sensible en varias disciplinas. Como música solista o al frente de grupos como Sue Mon Mont o Los Mundos Posibles; como actriz -participó en más de 20 películas, siendo especialmente recordado su protagónico en Silvia Prieto, bajo la dirección de Martín Rejtman-, o como escritora y poeta, con relatos que recreaban pequeños micromundos lanzados al espacio.

Su genio creativo estuvo activo hasta último momento. El año pasado, sin ir más lejos, presentó Sector apagado, su último disco en solitario. Y Malsalva ya anunció que en quince días lanzará "Diario del dinero", un libro en el que repasa su vida en relación con la materialidad de la economía.

A raíz del lanzamiento de ese último disco, Rosario resonaba: "Es importante desbaratar la experiencia y ponerla en crisis". Una declaración que bien podría sintetizar su producción en las diferentes artes, siempre desde la independencia y la autogestión, credo del cual no hacía bandera.

“Cuando hago todo al mismo tiempo y me dejo llevar ¿aparecen voces que juzgan, sugieren o critican? Sí, pero soy yo y hablo con ellas, les respondo con un movimiento de mis fichas, o las dejo conversarme sin tomarlas del todo en cuenta. Compañía en todo caso, no molestan”*.

* Diario del domingo, publicado en La Agenda Revista.

Ver más:
También te puede interesar...