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“Una oportunidad que no puedo desaprovechar”

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Tomás Rossi, de padres pampeanos, jugará en Atenas de Córdoba.

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EL DIARIO digital

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Tomás Rossi tiene su historia. Como una infinidad de deportistas que siguen sus sueños y no se detienen hasta conseguirlos. La de Tomi también es particular. Porque desde que era niño, en su Buenos Aires querido, soñó con ser como Manu Ginóbili, quien empezaba a brillar en San Antonio Spurs con apenas 25 años, la edad que cumplirá el chico en noviembre.

Su familia entera celebra que, después de perseguir metas, Tomás haya captado la atención de Atenas de Córdoba, junto a Ferro y más acá en el tiempo Peñarol de Mar del Plata, los clubes con más peso en la historia de la Liga Nacional de Básquetbol. El sábado se anunció oficialmente su desembarco en el Griego como primer refuerzo para la campaña venidera, una vez que el panorama esté más claro en tiempos de Coronavirus.

“Es una oportunidad que no puedo desaprovechar” le dice Tomás a El Araucanito con su familia pampeana. Es que sus padres nacieron en Santa Rosa y de ahí su vínculo con la ciudad. Su padre fue a estudiar abogacía a Buenos Aires, se casó con su madre y 24 años atrás nació a 620 km de la capital pampeana.

“Tuve una infancia en Buenos Aires y después, cuando terminé la primaria, nos vinimos para Santa Rosa. Ahí me sumé a Estudiantes, desde los 13 a 16 años y después me decidí a ir a vivir a Capital, porque papá, que iba y venía, tenía trabajo allá” recuerda.

Tomás, de 2,03 metros, promedió durante la última campaña en Ceres 12 puntos y 7,4 rebotes por partido, en 26 encuentros disputados en la Liga Argentina. Pasó por San Lorenzo (en el TNA), Pedro Echagüe (Torneo Federal), Villa ángela de Chaco y San Isidro de San Francisco, entre otros clubes. Pero Atenas es Atenas y cuenta los días para que octubre sea hoy mismo para empezar a jugar.

- ¿Qué representa este paso para tu carrera deportiva?

- Es un paso re importante, estoy ante una oportunidad de entrar a competir con los mejores jugadores de la Argentina y ante la oportunidad de poder aprender mucho. Cuando se juega al mayor nivel de Argentina uno va a mejorar, sobre todo siendo tan competitivo como soy yo. Es un paso muy importante y una oportunidad que no puedo desaprovechar.

- ¿Cómo te afectó la inactividad y el receso obligado por el coronavirus?

- Afectó bastante a todo el mundo, en lo personal también porque pasaba por un buen momento en Ceres. Fue un bajón porque se dio por terminada la temporada. Durante el receso traté de tomármelo light y vine para La Pampa, como venía en los recesos. Acá traté de disfrutar de mi familia porque hacía mucho que no los veía. Estoy contento pero con bastante ansiedad. Apenas se habilitó el gimnasio, me metí de nuevo en el entrenamiento y me hizo muy bien.

- Siempre has soñado con ser jugador profesional de básquet. ¿A quiénes admirabas cuando eras niño?

- Cuando era chiquito, cuando decía que iba a jugar al básquet, Manu Ginóbili estaba surgiendo en la NBA. Al primero que admiré fue a él. Y más de grande empecé a ver videos de Michael Jordan y de otros jugadores que me motivaban a entrenar y esforzarme. Me gustaba escuchar la filosofía de trabajo de otros como Kobe Bryant, jugadores que llegaron a un nivel muy alto. Ellos tuvieron una disciplina de entrenamiento tremenda. Y eso es algo que empecé a entender a los 17 años para copiar como filosofía de vida.

- ¿Qué cosas aprendiste en tu paso por Estudiantes de Santa Rosa y qué recuerdos tenés?

- Aprendí mucho. Exprimí al máximo lo que me dijeron mis entrenadores. Era muy chiquito y flaco, mis compañeros eran más altos que yo cuando jugaba en infantiles y cadetes… Al haber nacido a fin de año, en noviembre, es como que siempre mis compañeros me llevaban ventajas hasta de 2 años en el mismo equipo, y esa diferencia física se notaba. Esas cosas, más allá de ser situaciones adversas, me ayudaron mucho a mejorar. Jugaba contra Joaquín Iviglia, Leo Miscoff, jugadores que capaz medían 1,92, 1,95 y yo medía 1,80 ja ja ja. Eso me ayudó a jugar de perimetral, a tirar bien al aro… jugaba mucho en esa posición porque era más chico. Pablo Lamare me dio una oportunidad en primera, fue el que más me monitoreó. Hice un campus con Alejandro Aguiriano en el que aprendí un montón antes de irme a Buenos Aires. También de Rama Leguizamón, siempre se sacan cosas positivas e todo eso.

- Venís de Central Ceres en la Liga, con buenos números. ¿Sentís que podés darle más a Atenas en un torneo donde tal vez el juego es “más libre” y no tan “intenso” como la Liga Argentina?

- No sé bien qué voy a encontrar en Atenas. Capaz la Liga Nacional es un poco más ordenada que la Liga Argentina. Por el momento me voy a preparar de la mejor manera posible para tener el mejor rendimiento. No sé cómo será la competencia y cómo adaptarme a ella, pero lo que hablé con Bruno Lábaque es que va a ser un equipo bastante rápido. Me eligieron por mi dinámica, por ser un cuatro que corre la cancha, que es versátil... Creo que voy a encontrarme con jugadores muy potentes, de otra talla. Para eso hay que estar afiladísimo porque hay jugadores de alto nivel y cuando uno se descuida, empieza a desentonar. Eso no lo puedo permitir por cómo soy yo. Competir con los compañeros, también, será algo que me ayudará. Y después, habrá que esperar el paso de la competencia para ver cómo se dan las cosas.

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